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Domingo, 26 de Diciembre de 2010

Juan Montes

[Img #4421]


V  PREGON DE LA ESPERANZA DEL CALVARIO



   
 

Me adentro en la Parroquia carmelita  y siento que la oratoria de Maria la del “Neo” quinta pregonera,  iba a centrar sus esfuerzos en vivencias del ayer y momentos inenarrables que acontecieron durante sus años de costalera de la Señora en su advocación de Esperanza del Calvario.

Eran las 20.00 horas del pasado dia 18 de diciembre y la parroquia irradiaba aromas inconfundibles con olores a incienso y una sintonía musical muy propia de lo que viviríamos a continuación.

Alfonso Bernal, capataz del paso de la Esperanza, tomó la palabra para presentar a la V Pregonera de la Virgen  la cual recaía en aquella mujer de pueblo, la rociera, la que más vivencias puede narrar de esos caminos por Doñana, la que con su manera de concebir la vida nos iba a hacer disfrutar de un pregón lleno de matices, lleno de vivencias y lleno de versos que minuto a minuto harían del respetable una corte de aplausos celestiales hacia quien por derecho propio se ha ganado estar ahí en el atril pregonando a esa bella mujer que cada año y en la Semana Mayor lleva sobre sus hombros.
Ella se acercaba a la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen  para hablar de esperanza, para hablar de ilusiones, para hablar de promesas, de alegría, de una madre, ella venía para hablar de Maria.

[Img #4423]Recuerdos de antaño donde citaba la primera estación de penitencia que llevaría a cabo el Santísimo Cristo del Amor en su vía crucis anual. De ahí partiría lo que en el día de hoy es una auténtica realidad, la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor.
Con su mirada fija en la figura de la Santísima Madre de Dios en su advocación de Esperanza comenzaba a recitar de memoria poesías llenas de sentimientos y mensajes. Todo ello enmarcado en la ilusión de un párroco humilde que inició con su trabajo la puesta en escena de una hermandad que avanza lentamente pero con paso firme, arropada siempre por un colectivo de mujeres encaminadas a llevar a la Señora por las calles de la villa a hombros de su costero.
La historia de la costalería femenina también ocuparía un lugar entrañable durante la narración de su pregón. La iglesia estaba casi llena, unas fechas nada fáciles de desplazamientos pero María, con la  experiencia de su pasado pregón podría adoptar en el respetable la ilusión de volver a escucharla ahí arriba, junto al atril y acompañada de la imagen de la Virgen que con esa belleza que la caracteriza de la mano de Miguel Ángel Caballero, harían  de la tarde noche una cita para no olvidar.

Es digno de tener en cuenta la capacidad de memorizar de María Márquez, una madre que aglutina en su hogar a hijos, nietas y marido. Una mujer sencilla con la fe por bandera y que su pundonor y su manera de disfrutar la hacen adentrarse en este difícil mundo de la oratoria pública cofrade. Seguía recitando poesías encaminadas a la Virgen:

Han bendecido a mi Virgen
En el altar de su templo
Nos sentimos impacientes
Esperando ese momento.
De llevarla entre sus hombros
Por las calles de mi pueblo.
Como pudo a tí crearte
Un roteño imaginero
Qué arte tuvo en sus manos
Qué tan bonita te hicieron
Parece obra de Dios
Parece obra del cielo.
Y es que...
Esperanza del Calvario
Eres radiante azucena
Eres la mejor semilla
Eres paloma que vuela
Para traer un mensaje
De esperanza verdadera....


[Img #4424]La parroquia era toda silencio mientras María recitaba en verso y en prosa todo el texto contraído en esas páginas blanquecinas que amalgamaban mucho contenido y donde las virtudes teologales serían el denominador común de cuanto se decía. Aplausos, olés, y sonrisas de asentimiento estarían a la orden de la tarde noche, hermanos mayores, cofrades y amigos de María quisieron disfrutar de su trabajo, estarían junto a  ella, acompañarían su lectura con la sensación de tener delante  a una magnifica pregonera. En ese contenido de frases entrelazadas hablaba de sus padres y de ese amor inculcado desde muy pequeño  a Jesús de Nazaret  y a Su Madre. Durante 40 minutos extendería sus frases y sus versos en un recorrido itinerante lleno de matices cofrades, de momentos inenarrables y de experiencias acompañando a la Virgen por esas calle de amargura en cada Semana Mayor.

Al término del mismo puesto de pie recibía una sonora ovación convertida en palmas en señal de reconocimiento por el excelente trabajo realizado. Antesala del nacimiento del niño Dios,  unas fechas emblemáticas llenas de nostalgia.

El hermano mayor Antonio Sánchez le hizo entrega de un niño Jesús en agradecimiento a su pregón y su esposo recibía el escudo de la Hermanda que llevará en la solapa.
Un año más, el pregón de Esperanza suscita comentarios por el buen hacer de quien lo pregona, en esta ocasión, María Márquez disfrutó e hizo disfrutar a quienes visitaron la parroquia de Nuestra Señora del Carmen.

Felicidades y gracias por aceptar retos impensables, mensajeros de la Virgen en sus distintas advocaciones.


                                                                                                                                                   Mondel

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