Playas de Rota, ¿parque de perros/pipican o goce y disfrute de personas?
Nunca pensé que iba a escribir esta carta, Sr. alcalde de la Villa de Rota. La dilataba en el tiempo, me daba largas a mí mismo pensando que se avendría a razones y razonamientos, y que el tiempo, las numerosas quejas y los hechos consumados le hiciera ver lo equivocado de su decisión de dejar a su libre albedrío a los perros y a sus dueños en la playa, en todas las playas. Nunca lo pensé porque en mi interior, iluso de mí, creía que los representantes, libre y democráticamente elegidos por el pueblo de Rota, estarían a la altura de su cometido, a la altura del pueblo al que representan y a la altura de sus obligaciones. Que estarían a la altura de las circunstancias, vamos. Elegido por unos pocos (los suficientes) para el gobierno de todos. ¡¡Pero, qué gran decepción, Sr. alcalde!! Gobierna Ud. de una forma partidaria y partidista. No sé si de motu propio u obligado por esos dos pilares que lo sustentan y que siguen, según el momento y las necesidades, en la guerra del 36 o en Mayo del 68, pero no en el siglo XXI, en lo que se refiere a playas, sendero peatonal y paseos marítimos (que es de lo que va esta carta). De otros temas y otras actuaciones hablaremos en tiempo y forma, ya que este no es el cometido primario, ni la crítica de esta carta.
Bien. Después de esta introducción, vayamos al meollo de la cuestión: ¿Por qué, para empezar, los perros en la playa. Por qué y para qué? ¿Por llevar la contraria a todos y a todo? Y digo lo de llevar la contraria porque tanto la Junta de Andalucía, que prohibió la playa de perros en Punta Candor por insalubre y peligrosa para las personas, y porque los estudios hechos por APYMA en relación a degradación del medio marítimo y desaconsejando radicalmente los animales en la playa. Y, además de la Junta, también hace hincapié APYMA (Asociación Profesional de Playas y Medio Ambiente) sobre la presencia de animales en las playas. Y sobre la Ordenanza de Playas se remite a la Ordenanza Municipal de Tenencia de Animales de Compañía, la cual se manifiesta sobre la regulación de la estancia de animales de compañía en las playas y paseos marítimos en su artículo 51, y en las pasarelas y pinares en su artículo 52. Sobre este capítulo APYMA manifiesta que esta asociación publicó a nivel nacional, autonómico y municipal informes técnicos y jurídicos sobre la presencia de animales de compañía en la playa dónde resaltaba la inviabilidad de esta práctica, tanto desde el punto de vista de la salubridad, por la transmisión de enfermedades a través de sus heces y orines, como de la conservación del medio ambiente, por afectar negativamente a la fauna y flora litoral, y a la seguridad.
En el Reglamento sobre vigilancia higiénico-sanitaria de las aguas y zonas de baño de carácter marítimo de Andalucía, aprobado en el Decreto 194/1998, de 13 de octubre, en su artículo 6, prohíbe durante la temporada de baño el acceso de animales domésticos a las aguas y zonas de baño. La asociación de técnicos considera que es una prohibición insuficiente, ya que las personas disfrutan de las playas todo el año, sobre todo aquí, en Andalucía, y fuera de esta temporada oficial de baño se encuentran expuestas a un riesgo higiénico-sanitario y de seguridad igual o más que en temporada de baño
En este sentido APYMA afirma que se está promoviendo la presencia de animales particularmente en las playas y pinares de Rota por parte del Ayuntamiento sin tener en consideración la protección de las personas por seguridad, por infecciones y contagios, y sin tener en cuenta a otras especies que habitan estos espacios naturales. Así, como también, aparte de la Junta y APYMA, hay infinidad de estudios de profesionales veterinarios en los que alertan de las posibles enfermedades infecciosas-contagiosas que pueden trasmitir los perros en las playas, sobretodo en niños, personas mayores o personas con defensas sensiblemente bajas...... Pero, por lo visto, a Ud., Sr. Alcalde, por un oído le entra y por otro le sale. Va por libre. Por libre y llevando la contraria a todo y a todos. Que la Junta cierra un trozo de playa... Ud. libera todas las playas. Que asociaciones y veterinarios alertan del riesgo de infecciones higiénico sanitarias y problemas de seguridad... A Ud. le da igual que le da lo mismo: Ud. no va a la playa. Ni le van a morder ni le van a contagiar; a los demás ajo y agua. Pero, así no es Sr. alcalde, así no es.
Y, ya llegados a este punto, yo le haría una pregunta, Sr. alcalde: un buen gobierno municipal ¿es el que intenta unir y conciliar a sus vecinos o el que se empeña en enfrentarlos o dividirlos? ¿No se da cuenta que su decisión sobre los perros, ya sea en la playa, paseos marítimos o senderos peatonales, lo que provoca es enfrentamientos entre vecinos? Ha creado Ud. un foco de conflictos sin razón alguna. Ha creado Ud. un foco de conflictos por promulgar unas normas sin la "memoria" correspondiente para hacerlas cumplir; y con esto quiero decir que los perros (sus dueños) campan a sus anchas sin que nada ni nadie les haga cumplir la normativa. Anarquía total: anarquía pura y dura. Hemos llegado al extremo, gracias a su inacción, Sr. alcalde, que los perros campen a sus anchas (gracias a sus dueños, claro) y se hayan hecho los dueños y señores- repito: por la dejadez de su Ayuntamiento - del pueblo.
Ha llegado un momento, nunca antes pensado, ni de lejos imaginado, que en este pueblo los perros hacen lo que quieren. Van sueltos por las calles, las playas y los paseos, beben en los lavapiés (beben, y algunos dueños hasta los duchan directamente cuando salen de la playa) con el peligro, muy real, de infecciones y contagios que ello conlleva: también (y aún peor, si ello es posible) los dueños ponen a los perros pequeños a beber directamente en las fuentes de agua dulce de los paseos (fuentes donde beben sobre todo niños) ¡¡Eso sí que conlleva riesgo!!
Parece, Sr. alcalde que haya legislado Ud. por y para su propio interés personal. Que haya Ud. puesto las ordenanzas municipales al servicio de un deseo particular. Deseo personal y particular que confunde con el mandato de todo un pueblo. Parece que legisle Ud. por amiguismo y familiaridad: parece que legisle según los deseos de sus amigos y allegados personales o los de Ud. mismo... si no, no lo entiendo. No entiendo esta obsesión por dejar que la normativa municipal no se cumpla, o que no se haga cumplir con todas sus consecuencias, y por enfrentar a sus vecinos. No lo entiendo.
Y lo digo, lo de enfrentar, por la broncas y discusiones (hablamos de perros, paseos y playas) diarias que la languidez y la laxitud en hacer cumplir las normas conlleva. Y le hablo a nivel personal pero con el respaldo de muchas, muchísimas, otras personas que le ocurre lo mismo que a mí. Personas que ya no van a gusto por las playas, por esas mismas playas que fueron suyas, no de los perros, toda su vida. Personas que no corren, como hacían siempre, por miedo a los perros y a sus posibles mordiscos. Personas que no llevan a sus hijos y nietos a pasear por la playa y paseos marítimos por miedo, otra vez, a que un perro les dé un disgusto. Personas que no quieren que le moleste un perro cuando quieren pasear y disfrutar de un día de playa. Que no quieren que les ladren, que se les metan entre las piernas, que los salpiquen de arena cuando el dueño le tira la pelotita o los mojen cuando salen del agua, que no quieren que le laman la mano o le huelan el culo; o a las mujeres lo que no es el culo (literal).... Personas que quieren disfrutar de la playa en libertad. Personas que ven que la libertad de los perros, según el Ayuntamiento, está por encima de esas personas. Sr. alcalde: ¡¡NO!! Así no. Mano dura y a cumplir la normativa, y al que no la cumpla hacérsela cumplir. Nada de buenas palabras y buenismo. Nada de recordar las normas porque todo el mundo las sabe. Multa, eso es lo que hay. Multa porque es la única forma de que el españolito de a pie cumpla la norma. Las buenas palabras y el buenismo por un oído le entran y por el otro le salen. La única forma, demostrado, por la que un español cumple la ley es cuando le tocan el bolsillo. Rajará, chillará, se cabreará... pero cumplirá la ley. ¡¡Seguro!! Acuérdense de cuando el casco de las motos. Ni caso hasta que empezaron a multar, hasta que no tocaron el bolsillo de los infractores. En una semana todos con casco; lo que no se consiguió en meses de buenas palabras se consiguió en unos días si se toca el bolsillo. Somos así. ¡¡Pues eso!!
Bueno. Me enrollo demasiado. Voy a terminar porque no quiero alargar más esta carta, que ya de por sí es una epístola. Ya habrá otras para los paseos marítimos y el carril bici. Y ya habrá otras para el sendero peatonal y cómo los perros, sueltos, como no, destrozan las plantas autóctonas protegidas y matan lagartos, lagartijas y camaleones (lo he visto yo personalmente) y aquí no pasa nada. Y los ecologistas sandía, verdes por fuera y rojos por dentro, a verlas venir y a meterse en charcos que no les van ni les viene. Contra todo y todos mientras no sea el Ayuntamiento. Si es queeeeee...
Termino, por ahora, Sr. alcalde. Termino, pero no sin antes decirle, mejor recordarle, una frase de Alfonso X El Sabio y que visto lo visto le viene al pelo y parece ser el espejo en el que Ud. se mira: "Los cántaros, cuanto más grandes son más ruido tienden a hacer". Pues eso...
Reciba un cordial saludo..... ¡¡Alma de cántaro!!
Juan Óscar Martínez Martínez

































Perra de Rota | Martes, 18 de Septiembre de 2018 a las 21:02:28 horas
Que horror de escrito , firmado por un nombre falso!!
Los pinares están llenos de heces tanto humanas como animal. Las pasarelas hay cacas de palomas de aves y de perros .... Pero atacar así a una especie... Me parece que es un monstruo el que escribe y le sigue . Y yo sin haberlo leído antes!! Cuánto odio que miedo!!
Accede para votar (0) (0) Accede para responder