Animales
Nuestra relación con la naturaleza no depende sólo de nosotros, los seres humanos, pues si con nuestra actitud influimos en la misma es innegable que esta también lo hace en nosotros. La manera de interpretar esta relación, como cualquier otro aspecto de nuestra vida, está condicionada por nuestra ideología. Entre otras muchas posturas, hay quien cree que el resto de seres, vivos e inertes, están aquí para nuestro propio servicio y por ello somos libres de aprovecharnos de ello en nuestro beneficio; en cambio, otros piensan que todos estamos aquí como fruto de una evolución, que ha tomado este camino como pudiera haber tomado cualquier otro y que nadie tiene derecho alguno de otorgarse ese poder omnímodo y exclusivo. Ahondando en esta teoría por la que como seres más evolucionados es lógico que recurramos a lo que nos rodea para cubrir las necesidades que de otra forma nos resultaría imposible.
Consecuencia de todo esto: Hay quien participa de la fiesta de los toros y acumula razones para creer que una postura contraria no tiene razón de ser. El toro, la fiesta nacional, además de ser patrimonio cultural, es arte y la cría de tan bellos animales, como el toro de lidia, habría desaparecido, ya que nadie más se preocupa de esto. A quien piense así quién le convence de otra cosa.
Quienes no comulgamos con esta postura nos oponemos a las corridas porque vemos el sufrimiento del animal, porque todo lleva un proceso de sangre y dolor y acaba en muerte, y porque, a nuestros ojos, disfrutar causando muerte nos parece antinatural y monstruoso. Es más, si no hay leyes que protejan a los animales apoyaremos con todas nuestras fuerzas a quienes lo propongan. ¿Acaso carecemos de ética? ¿No podemos ejercer nuestra libertad defendiendo el derecho a la vida de los animales?
Otro argumento que se emplea en el debate consiste en que si los animales mueren para alimento de los humanos, por qué las personas contrarias a las corridas de toros no nos oponemos a ello e incluso por qué nos alimentamos de animales. Volviendo a argumentos expuestos, la naturaleza sirve al género humano y nadie discute que para alimentarse nos sirvamos de aquello que necesitemos, de la misma manera que nos protegemos de los depredadores o empleamos los medios a nuestro alcance para acabar con otros que nos perjudiquen, tanto en los cultivos, como en otras actividades humanas, como en la propia casa. ¿Que dónde está la diferencia? Sin ningún género de dudas en la actitud. En ninguno de estos casos se mata a los animales por diversión, se hace por necesidad. ¿Pueden decir lo mismo de las corridas de toros, de las peleas de gallos, de las peleas de perros, del sufrimiento que acarrean las domas o la domesticación de los animales de circo, de los animales que matan porque pierden una carrera o una pelea? ¿Hay algo de belleza en los encierros de los pueblos o en sus fiestas taurinas tradicionales? ¿Sigue siendo tan inexplicable que cada vez sean más las personas a que les repugne?
Los animales podrán ser sacrificados para alimento de los humanos, pero es que es igual de ético cuando se hace por diversión?
Manuel García Mata

































Pierre Nodoyuna | Sábado, 08 de Abril de 2017 a las 17:06:50 horas
Oh la,la,lá, monsieur Repelenterotaux, Je soi français, de la Francia y por tanto no sé a que viene mencionar Cuba o Venezuela, hablamos de un problema de Españistan y esos dos pueblos hace siglos que, felizmente para ellos, no pertenecen al reino de Españistan. No creo que ni esta plataforma, ni ninguna otra, se descalifique por declararse antitortura, en todo caso los que se descalifican, y de que manera, son los que defienden la tortura y las practicas sadicas en nombre de un ridiculo y trasnochado patriotismo, que encima no tiene cabida como argumento, para defender la barbarie que representan. Y ya la guinda a su pastel es pretender prohibir a estas personas ser antitaurinas, pero ¿ud quien se cree que es? ¿un censor como los de la dictadura? Hay que ser muy cinico para andar presumiendo de democrata y al mismo tiempo prohibir a los demás que sean contrarios a una practica de tortura y querer obligarles a unirse a su pensamiento unico, como si estuviesemos en una dictadura, de esas que tanto le gustan y añoran ciertos protaurinos. La solución es clara, a los animales no se les maltrata, ni se les tortura, ni se les mata por diversión ni por ningun otro bastardo motivo.
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