El desafío chino
No no se trata un ejercicio de análisis político económico sobre el futuro de la potencia mundial asiática. Hoy quiero exponer el desafío que supone la politica de crecimiento de China para toda la Humanidad.
Quiero primero contextualizar que el crecimiento chino es el hecho económico más reseñable de la segunda mitad del siglo XX, sacando de la pobreza a millones de personas y consolidandose como la primera potencia comercial del mundo. Pero ese crecimiento desmesurado se hace obviando las políticas medioambientales más básicas.
El problema principal es la calidad del aire, casi 2/3 de las ciudades no cumplen con los mínimos salubres, la lluvia ácida afecta a un cuarto de su territorio y a un tercio de la tierra agrícola, y la calima reduce la producción agrícola entre un 5 y un 30 %.
Las causas de la contaminación son variadas, el consumo de carbón ( 70% de sus necesidades energéticas), la poca eficiencia energética, el incremento del parque móvil privado y el crecimiento exorbitado de la construcción urbana e infraestructuras.
Otro problema es el agua. Un cuarto del país está desertificado. La intensividad agraria y ganadera, la contaminación de los principales pozos subterráneos, el crecimiento de la población urbana (cuyas necesidades son un 20% mayores que la rural) y la ineficiencia de su red de cañerías (pierde el 25% de sus recursos hídricos frente al 2% de Japón) ponen en evidencía la gravedad de la situación. 300 millones de personas beben agua no potable y 190 millones beben agua con riesgo de contraer enfermedades.
Estas condiciones influyen en toda la zona y tienen consecuencias. Como medida de protección de sus bosques China es el 2º importador de madera del mundo y el primero de madera ilegal, Japón culpa a China del 40% de su lluvia ácida, sus demandas pesqueras se satisfacen mediante métodos extractivos agresivos que esquilman caladeros de todo el mundo, etc.
El gobierno chino intenta tímidamente desarrollar políticas medioambentales, pero sólo invierte un 1,3 de su PIB frente al 2,2 que sería necesario para evitar un mayor deterioro. Además depende de financiación internacional para desarrollar estas políticas.
En conclusión, todo indica que para el año 2030 la situación será catastrófica. Además, añadiré que la lucha por los recursos acentuará las crisis geopolíticas en Oriente. El previsible proteccionismo norteamericano también incentivará el crecimiento chino con lo que no se espera un cambio radical en las políticas mediambientales.
Eugenio Ponce

































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