Frío en la escuela
El frío que pasamos en la escuela, es sin duda un tema recurrente todos los inviernos en la gran mayoría de los centros educativos, de Rota también. En las aulas, los alumnos se quejan del frío que pasan, profesores comentan y critican la situación, padres y madres preguntan en las direcciones de los centros sobre el tema. Pero todos los años y ya llevo 28 en la enseñanza, cuando llega el frío, en la escuela lo pasamos muy mal, quitarse el chaquetón es todo un acto de heroísmo. Durante la jornada de trabajo no nos quitamos el frío del cuerpo. Muchos caemos enfermos en estos días. La temperatura media en las clases ronda los 10 -11 grados.
Analicemos la situación:
Por lo visto las instalaciones eléctricas de los centros educativos no están preparadas para soportar la intensidad del consumo que ocasionaría poner calefacción en las aulas. Es la respuesta que siempre reciben familias, profesorado y alumnos. Es como darse con un muro que nos deja “fríos e inmóviles, con las manos y los pies helados”.
Acudamos a lo que dice la normativa:
El Real Decreto 486/1997 (BOE 23-4-97) establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud que deben cumplir los lugares de trabajo, entre ellas la temperatura.
El R.D. establece que la temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de oficinas o similares estará comprendida entre 17 y 27° C. Como trabajos sedentarios se incluye la práctica totalidad de las actividades que se realizan en los centros de enseñanza. Y aclara: “Esta normativa afecta no sólo a las aulas, oficinas o talleres, sino también a los pasillos, escaleras, servicios higiénicos, locales de descanso, de primeros auxilios, comedores, o cualquier local en el que el personal deba permanecer o al que pueda acceder en razón de su trabajo.”
En invierno, dado que se lleva ropa de abrigo, la temperatura debería mantenerse entre 17 y 24° C. En verano, al usarse ropa ligera, la temperatura debería estar comprendida entre 23 y 27° C. Si la temperatura existente es inferior a 10° C o superior a 27, existe un riesgo de estrés térmico.
Sin llegar a este extremo, una temperatura no adecuada puede producir numerosos catarros, molestias; afectando al bienestar, a la ejecución de las tareas y al rendimiento. Si esto es así con personas adultas remuneradas, podemos deducir que unas condiciones inadecuadas de temperatura son absolutamente incompatibles con la labor de enseñanza y aprendizaje en todos los niveles educativos, o al menos con una enseñanza de calidad.
Para finalizar y por sentido común, si el centro no tiene un sistema de calefacción adecuado, habrá que ponerlo y no decidir que en su lugar, alumnos, profesorado y personal de administración tengamos que trabajar con abrigo, bufanda y guantes.
Todos los sectores de la comunidad educativa deben trabajar en equipo en estos temas y en algún momento tendremos que dar algunos puñetazos en las mesas de quienes son responsables de esta situación histórica y pensar en ir tomando otras medidas, siempre proactivas, pacíficas y reivindicativas.
“En la vida hace falta: paciencia para aceptar las cosas que no podemos cambiar, fuerza para cambiarlas e inteligencia para distinguirlas.”
Francisco Sánchez Alonso

































Cuidemos de nuestros hijos | Martes, 24 de Enero de 2017 a las 17:07:03 horas
Pues nada Marta que tu hijo/a siga pasando frío, porque como esperes que el político de turno te arregle el problema tu hijo/a termina los estudios y no se ha arreglado nada. No es la mejor idea del mundo pero ante tanta pasividad o lo arreglamos nosotros o se quedan pasando frío año tras año. Lo de entre 5 y 10 es por decir una cifra. Salvo que te guste que tu hijo/a pase frío todos los día de invierno.
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