Pedro Cardeñosa
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¿NEGOCIAR EN LUNA LLENA?
Desde muy antiguo se ha relacionado a la Luna y sus fases con la conducta humana. De hecho, de todos es conocida la etiqueta de lunático para denominar a los enfermos mentales. Incluso, existen referencias en distintos libros sagrados como la Biblia, el Talmud y el Corán, sobre la posible influencia de la Luna en el comportamiento de las personas.
Robert Louis Stevenson, escritor escocés, se basó en un caso real de asesinato en el que el acusado, Charles Hyde, se declaraba inocente argumentando que siempre que había luna nueva o llena se volvía loco. En este hecho se basó la historia de su conocida novela "El doctor Jekyll y mister Hyde".
En 1950, el psiquiatra norteamericano Arnold Lieber realizó un estudio para tratar de demostrar que la Luna influía en el comportamiento humano a través de su metabolismo. Lieber comprobó que la mayoría de los homicidios y suicidios ocurridos entre 1950 y 1970 se producían en fases de Luna nueva o Luna llena, por lo que lo denominó "período lunar estadísticamente significativo”. Este psiquiatra americano se basaba en el supuesto de que la atracción lunar puede afectar a los ritmos biológicos internos, ya que la mayoría de nuestro cuerpo es agua y ésta se vería afectada por el campo magnético lunar al igual que ocurre con el mar y las mareas.
Sin embargo, otros estudios más actuales apuntan en sentido opuesto. Un ejemplo es el que se llevó a cabo en el servicio de urgencias del hospital universitario Nuestra Señora de la Candelaria, en Tenerife; comparando la luminosidad de la Luna con el número de víctimas por agresión que ingresaban en este centro. El estudio se realizó porque "En todos los servicios de urgencias se oye el comentario de que las noches de Luna llena se producen más agresiones... y este hospital quiso comprobar si esa relación era cierta". Al comparar el número de víctimas de violencia con las fases de la Luna, se comprobó que "Las variaciones del número de afectados por violencia -1.100 durante un año- no coincidieron con las diversas fases".
También la cultura popular ha considerado que existe una relación directa entre el momento del parto y la Luna llena. El departamento de obstetricia y ginecología del hospital de Cruces, en Vizcaya, quiso comprobar esta hipótesis y analizó la relación entre el número de partos en su centro y las fases lunares. Después de cuatro años de control no encontraron variantes significativas entre los partos durante las diferentes fases de la Luna. La media de nacimientos fue de 14,81 diarios. Durante el plenilunio se registraron una media de 14,89 partos y en Luna nueva 14,80. Los investigadores concluyeron que la variación del parto es un fenómeno aleatorio.
Donde sí parece haber más acuerdo es en los cambios de patrones de conducta que ciertos animales experimentan como respuesta a las fases lunares. Algunos insectos, como las mariposas nocturnas, las hormigas, los escarabajos y las termitas, aumentan su actividad reproductiva durante la Luna llena. También las tortugas marinas, que no sólo se rigen por la influencia de las mareas, sino que también lo hacen con los cambios que se producen en la luz durante la noche, tienen en la Luna llena su momento preferido para depositar sus huevos en la arena.
En cuanto a las plantas, muchos agricultores siembran y cosechan tomando en cuenta las fases lunares, pues la experiencia les ha demostrado que determinados períodos son más fructíferos que otros.
En definitiva, al revisar las investigaciones existentes sobre este tema de la influencia lunar nos encontramos con resultados tanto a favor como en contra de la “conducta lunática”. Sin embargo, son muchos los que piensan que si el influjo es tan evidente en fenómenos como el de las mareas, o en el comportamiento animal ¿Por qué nosotros íbamos a ser diferentes?.
Por ello, hay un numeroso grupo de profesionales, entre los que se encuentran agricultores, pescadores, ganaderos, etc. que tienen muy en cuenta las fases lunares para desarrollar determinadas tareas. También en el mundo de los negocios hay quien planea sus reuniones haciéndolas coincidir con determinadas fases de nuestro satélite natural. Así, se recomienda celebrar en Luna llena o cuarto creciente las reuniones que requieran de un dinamismo especial, como las de las tormentas de ideas, las reuniones de preparación de proyectos, las negociaciones en las que se busca un acuerdo de gran envergadura, etc. Por el contrario, cuando se espera una reunión relajada, de mera rutina y sin grandes decisiones en juego, es mejor hacerlas en Luna nueva o menguante.
Pedro Cardeñosa












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