LAS MANOS

No voy a comentar sobre el resultado de las elecciones producido en los Estados Unidos de Norteamérica y sus posibles consecuencias en el “orden mundial”, ni sobre el nuevo Presidente del Gobierno de España. Bueno, el nuevo no. Quería decir sobre el Presidente y todo este asunto del bloqueo, desbloqueo, acuerdos, desacuerdos, encuentros, desencuentros… No es no. Quiero decir no era no, ahora no no es no, es otra cosa. Y no voy a comentar porque sería unirme a todos los comentarios vertidos acá y allá, por unos y por otros. Así que esta semana, para no reincidir en estos asuntos de Estado,  he decidido escribir sobre las manos. Asunto este, el de las manos, ya tratado hace algunos años y en torno al que “construí” un artículo.

Las manos, la parte del cuerpo que mejor habla la lengua universal de las expresiones.
 Manos que se agitan en un adiós o en una bienvenida. La mano colocada en el corazón que delata amor. La mano abierta.

La mano extendida en la prolongación del brazo en los saludos fascistas y añorado por algunos. La mano cerrada en un puño mostrando los nudillos en el canto de “La Internacional” y en otros eventos, algunos deportivos .
La mano amiga que se estrecha con otra mano. Manos entrelazadas en un acuerdo mutuo. Estrechadas en las presentaciones. Las manos unidas para formar “una muralla desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa”.

La mano que escribe, que pinta, que esculpe, que planea, que sueña… la mano creadora.
La mano que trabaja en la mina, en el campo, en la mar. La mano encallada.
La mano que firma condenas e indultos, desahucios, cheques y documentos.
La mano veloz, que engaña a la vista, la mano ilusionista.
La mano que acaricia, que ama, que sufre, que suda. La mano que mata, que golpea, que empuña el arma. La mano del diablo.
La mano cerrada con el dedo índice extendido hacia arriba indicando “que te de por…”.
La mano que teclea, que calcula, que porta, que prende.

La mano derecha, la mano izquierda; la diestra y la siniestra. La “contramano”, la que va contra corriente.
La desprendida, la que oculta sus acciones a la otra mano. La que reza unida a la otra. La que dice a los sordomudos lo que sus oídos no pueden oír. La mano que descubre en la frente del hijo el estado febril.
La mano que…mece la cuna. La mano pecadora. La mano que todo lo controla.
La mano de pintura a la pared.

“Déjame que te eche una mano”; la mano amiga. La mano que se tiende para ayudarse de ella, la mano solidaria.
Las manos, el lugar de referencia de un punto de nuestra localidad. Esas manos argentadas que apuntan al cielo en la rotonda.
Disculpen si se me ha ido “la mano” en este artículo.
Salud.