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Sábado, 15 de Octubre de 2016

Carlos Roque Sánchez

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PARENTESCOS IMPROBABLES. REALIDAD (1)

 

 

 


Ahora sí.
Vuelvo con los parentescos improbables de hace dos semanas y empiezo donde lo dejé, recalcando que la realidad supera a la ficción. Y como prueba le ofrezco un par de botones. Ahí va el primero.
Que no es otro que un lío familiar, no tan antañón como el del bulo francés pero que a cambio es del todo real y, además, español. Bueno español-español, no.
Es español-filipino, pues se trata de la familia Iglesias-Preysler, que es como decir Isabel y Julio o Julio e Isabel que, desde otra Isabel, tanto monta como monta tanto. Y voy con el parentesco improbable, a ver si está de acuerdo con el calificativo.


Como han pasado ya unos años, les pongo en antecedentes.


Tras la ruptura del matrimonio Iglesias-Preysler (1978), y de su unión con Miranda Rijnsburger (1965), el cantante volvió a ser padre de cinco (5) hijos, siendo Guillermo (2007) el menor de ellos junto a Victoria (2001), Cristina (2001), Rodrigo (1999) y Miguel Alejandro (1997).


Es el último por ahora de una prole de ya ocho (8) hijos, que encabezan los tres mayores -Julio José (1973), Enrique (1975) y Chábeli (1971)-, que Julio Iglesias (1943) tuvo con Isabel (1951). Unos hermanos estos que por edad, estará conmigo, bien podrían ser sus padres.


Pero es lo que tiene ser prolífico de forma continuada, en esta vida. Que cuando por edad lo propio es que babees con tus nietos, pues vas y lo haces pero con tus hijos.
Unos hijos que a su vez tienen un par de sobrinos, Alejandro (2002) y Sofía (2012), los hijos de Chábeli que, por estas cosas de la vida, casi pueden ser sus tíos, a pesar de ser todos unos adolescentes como mucho.
Pero como va de improbabilidades abundo en tema y resulta que la segunda camada del cantante también tiene unos tíos, Jaime (2004) y Ruth (2006). Los hijos que tuvo el ya fallecido y entrañable “papuchi” una vez divorciado de la madre de Julio.


Lo recordarán. El entrañable papá médico de Julio, otro que tal, y que rodando, rodando, le dio otros dos hermanos al cantante.
Pero claro, basta echar una ojeada a sus fechas de nacimiento para percatarse de que estos tíos (tíos parentales) son casi de la misma edad que ellos. Por lo que no hace mucho se podían ir a jugar todos juntos al parque. Pero todos, todos.
Los tíos de los tíos, los tíos de los sobrinos y los mismos sobrinos que, ahora que lo pienso, serían nietos segundos de…

No. Me niego a seguir ¡Qué lío de familia! Y esta es real, nada de leyenda gabacha ¿Cómo lo ve?
No sigo, pero tampoco abandono. Sólo reformulo mi afirmación de más arriba. En este mundo la ficción no sólo no supera a la realidad, sino que en muchos casos no pasa de ser una mala imitación de ella.
De ahí que calificara a estas relaciones, ficticias o reales, de improbables y no de imposibles. Soy más bien de moverme entre posibilidades improbables antes que manejar probables imposibilidades.


Por mi formación académica, talante escéptico y carácter crítico, no tengo necesidad de calificar un fenómeno de imposible ¿Para qué? Sencillamente lo catalogo de improbable y le adjudico un valor porcentual a esa improbabilidad.


Dicho de otro modo, puesto a creer, puedo creer en lo imposible pero nunca en lo improbable. Para eso tengo a las matemáticas en general y a la teoría de la probabilidad en particular.
¡Ah! y nunca olvido la Primera ley de Clarke: “Cuando un científico famoso, pero ya de edad, dice de algo que es posible, casi seguro que está en lo cierto. Sin embargo, cuando dice que es imposible, probablemente se equivoca”.


Y lo dice nada menos que quien lo dice. Vamos que no es un mindundi. (Continuará)

Para contacto personal: [email protected]
FUENTE: Enroque de ciencia

 

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