Antonio Franco
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LOS MACARRAS DE LA MORAL POLÍTICA
En la política española hay demasiados macarras de la moral. Tal vez por eso, porque son demasiados, el personal piensa que todos los políticos son iguales. Tal vez por eso, la indignación crece. Tal vez por eso, la abstención también crece. La indignación no debería combatirse con la indiferencia, sino con la réplica democrática. Es un modo de acabar con estas actitudes. Otro es la Justicia.
Algunos de estos macarras se encuentran alojados en sus correspondientes celdas, pero la mayoría andan sueltos a la espera de juicios y sentencias.
Los más “destacados” visten de "Armani” y los menos “favorecidos” intentan conseguir prendas de vestir que imiten a las fabricadas por la empresa italiana, para intentar parecerse a sus mayores más “destacados”.
Algunos se introducen tanto en el papel de sus mayores más “destacados” que acaban, como ellos, con sus huesos en la cárcel, como se suele decir.
Otros, se “pasan de listos”, como también se suele decir. Normalmente, estos personajes se rodean de mediocres y de personas cuyas propias economías domésticas dependen de “estar bajo la sombra de sus frondosas hojas”. Si alguna vez le salen rivales de sus propias filas los desplazan. Los que se mueven no salen en la foto, ya se sabe. Estos macarras de la moral política se suelen disfrazar de cierto aire de paternalismo. Suelen aparentar un aire de bondad engañosa. A la menor contradicción pierden el maquillaje de la benevolencia y muestran su verdadero rostro.
“Si no fueran tan temibles, darían risa. Si no fueran tan dañinos, darían lástima. Porque como los fantasmas, sin pausa y sin prisa, no son nada si les quitan la sábana”. El entrecomillado anterior se debe a que es un copia y pega de la letra de una canción de Joan M. Serrat, “los macarras de la moral”, que habla de otros macarras, pero que se puede extrapolar en buena parte a ese sector de políticos macarras.
Estos macarras de la moral política han sido considerados ejemplos a imitar. ¿Quién no recuerda, por ejemplo, al señor Rodrigo Rato en aquellos años en que se presentaba como ejemplo de gestión económica?
Los macarras de la moral política, en un alto porcentaje, siguen los pasos del señor Rodrigo Rato. También cuando son destapadas “sus andanzas” suelen dejar con “caras de idiotas” a sus más fervientes defensores. A pesar del descubrimiento de “sus fechorías”, puede darse el caso de que sigan existiendo incondicionales que le siguen apoyando. Y esto ocurre tanto a “los discípulos” de los grandes macarras de la moral política como a los de más baja escala. Al final, “los árboles resultan ser de hojas caducas”.
Si hay algo que es incuestionable es el daño que estos personajes produce en sus allegados y en la propia democracia.
Por supuesto, los macarras de la moral política se encuentran en todos los colores del espectro político. Porque, como la bondad, estos actos no son patrimonio de nadie, desgraciadamente. Claro que, dependiendo de la parte de la línea ideológica que miremos, descubriremos que en un bando proliferan más que en otro. Este es un dato claramente objetivo. No hay más que tirar de hemeroteca u ojear las estadísticas para darse cuenta de ello.
Salud.












roteño | Viernes, 02 de Septiembre de 2016 a las 17:03:39 horas
Reberlderota, tiene usted algo en contra del sr. Franco?
Es usted fascista? Pregunto, no afirmo.
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