DE LA MICCIÓN PISCINERA Y OTRAS CUITAS

Les justificaba la semana pasada la inexistencia, por ahora, de un detector químico de orina para piscina. Y al hacerlo me quedé en la segunda pata del banco en el que sustenté su defensa; recuerden el primero fue el argumento testimonial y el segundo el lógico.
Pues bien, vayamos con el tercero.

Argumento científico

Por lo que sé de química, Esta más que centenaria ciencia nos dice que, por ahora, la detección de orina en una piscina no es posible. Y no lo es por doble motivo.

Uno de índole general. Sencillamente la concentración de orina en agua sería demasiado pequeña, como para que pudiera activar algún indicador químico; se trata por tanto de una imposibilidad cuantitativa.

El otro es selectivo. Desde el punto de vista químico dicho indicador no sólo interaccionaría con la orina. También, por ejemplo, con el sudor humano provocaría una reacción química coloreada.
De modo que si nos tirásemos a la piscina sudados, por poco que los estuviéramos, igualmente aparecería la mancha. Lo que, estarán conmigo, sería un problema.
Aquí es, precisamente, donde radica la dificultad. Tendría que ser un producto discriminador y específico; una imposibilidad esta, como ven, cualitativa.
Lo que no significa que no existan sustancias químicas que reaccionen con la orina.
Por ejemplo, una gran cantidad de sulfato de cobre (II) puede reaccionar con el ácido úrico de la orina y producir una sustancia de color azul. Una mancha delatora que serviría a nuestros propósitos acusadores.
Pero por desgracia, para que esto ocurra, la cantidad de sulfato en el agua tiene que ser tan elevada, que nos tintaría el bañador y el pelo de azul aunque no orinásemos. Mal asunto, azul oscuro.
También está el reactivo de Neßler, que se amarillea en contacto con pequeñas concentraciones de amoniaco. No obstante presenta el problema de su toxicidad. Malo no, peor. Azul oscuro, casi negro.
No, no parece que ninguno de ellos sea la solución, así que tranquilos.
Nadie se dará cuenta de lo que está haciendo o ha hecho. Será una de esas acciones muy cercana, a la idea que tenemos de crimen perfecto.

Por ahora no existe tal detector de orina para piscinas. No, por desgracia. Pues sería estupendo que el mencionado producto existiese. Y es que la acción de orinar en la piscina coincidirán que no es higiénica.
Hasta aquí lo que la ciencia dice y quien suscribe opina que se debe hacer: comunicar la verdad científica aceptada como tal y que cada cual tome su opción. Una opción que se base en el conocimiento y no en la ignorancia.

Otras cuitas

Claro que hay opiniones y opiniones. Y además qué sabré yo, que pensará más de uno.
Pues sí, totalmente de acuerdo. De hecho puede haber quien piense que, vaya plan el del artículo del pis; como si no tuviéramos bastante con el levante.
O incluso algún nadador habrá que sostenga que es mejor ocultar la verdad y mantener en la ignorancia a las personas. Vamos que sea el miedo de la amenaza del bulo tintero, el que les contenga de hacer lo que no deben. Ya.

Pero esa es su opinión que no la mía. Yo prefiero que la gente tenga conocimiento y que con él, en conciencia y libertad, opte. No veo nada de inadecuado y negativo en el planteamiento de la inexistencia del escatológico detector.
Es más, lo veo de lo más interesante. Una opinión que no puedo hacer extensiva, pues qué les digo, al tema de la supuesta existencia de los Reyes Magos. Vaya tontería.
Sus Majestades de Oriente por supuesto que existen. Desde que nací los veo con mis propios ojos la noche del cinco de enero de cada año, por las calles de mi ciudad.
Y tan real es su existencia, que ya no necesito ni mirarlos. Me basta con observar los ojos de los niños que tengo a mi lado.
Y si ellos los ven, ¿cómo puede dudar alguien de que existan? Lo dicho, una tontería. Que es lo que dicen los tontos.

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FUENTE: Enroque de ciencia