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Sábado, 04 de Junio de 2016

Gabriel Oliva Navas

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OBESIDAD EMOCIONAL O CUANDO LA DIETA Y EL EJERCICIO YA NO TE AYUDAN. (PARTE II)

 

 


Es bien sabido que la obesidad se ha convertido para la OMS (Organización Mundial de la Salud) en una reciente pandemia con consecuencias catastróficas. El problema del sobrepeso, desafortunadamente, tiene un alcance transversal entre los diferentes grupos de edades y razas afectando, sin distinción, a todos a nivel global, independientemente de la región o estrato social a los que se pertenecen. Por tanto, tratar de simplificar el problema en dos únicos factores como la falta de ejercicio físico o la excesiva ingesta calórica, resulta demasiado simplista en estos tiempos.
    

Podríamos confirmar, como decíamos la semana pasada, que hay otros factores más determinantes aunque abandonados por los grupos de investigación ocupados de reducir la obesidad y el sobrepeso en la sociedad. Factores que están íntimamente relacionados con los hábitos que hemos automatizados y la transferencia emocional existente e intrínseca a nuestra ingesta calórica diaria. Nuestra forma de relacionarnos con la comida tiene un germen de carácter emocional y sentimental que sería conveniente detectar para transformar nuestra conducta.
  

Lapidario. Estudios demuestran que alrededor del 90% de las personas que han seguido una dieta han recuperado en menos de cinco años su peso inicial. Es decir, la dieta hipocalórica y el ejercicio físico no son adalides del adelgazamiento, al menos únicamente.
    

Dando por bueno que las emociones y los sentimientos influyen en el sobrepeso, ¿por qué no hacer hincapié profusamente en la elaboración de entrenamientos (también mentales) dirigidos en este sentido? Quizás el marketing brutalmente adherido al binomio fitness y salud, comida y salud, dieta y salud, deporte y dieta lo hacen un poco más complicado. Sin querer entrar en el despiadado negocio que gira en torno a las personas obesas, utilizándolas como conejillos de indias, con pastillas milagros, productos milagros, dietas milagros, nuevos gurús de  la alimentación y codiciosos laboratorios farmacéuticos.
    

Sin perder el hilo, prosigo. Realmente la complejidad reside en que no existe una personalidad estándar en las personas obesas o con sobrepeso. Es decir, no todas esas personas responden a los mismos patrones conductuales y se relacionan de la misma manera con la comida. No obstante, ciertas investigaciones ponen de manifiesto que gran parte de ellos en menor o mayor medida comparten “trastornos psicológicos asociados a ciertas emociones” (Fuente: Las emociones y el sobrepeso. Esther Roche): ansiedad, depresión…
    

Es importante que la persona que padece de sobrepeso o de obesidad sea consciente de una vez por todas, que su cuerpo no ha sido predestinado a ser gordo, que su metabolismo alienígena es totalmente diferente al del resto de humanos o que el hecho de estar saludable y en buena forma física es una invención de la sociedad moderna para arruinar su frágil autoestima. Por tanto, para creer que su problema de sobrepeso tiene una raíz emocional debe alejarse de estas teorías conspiranoides y aceptar el hecho de que su sobrepeso se relaciona íntimamente con sus conductas y hábitos.
  

 Así y sin mayor dilación, citaré de forma genérica las grandes causas emocionales que provocan o son desencadenantes del sobrepeso (Fuente: Las emociones y el sobrepeso. Esther Roche)

 

Tensión, estrés, ansiedad

 

Todos hemos tenidos momentos de estrés y ansiedad a lo largo de nuestras vidas, esta sensación tensa puede llevar a muchas personas al aumento de apetito e incluso a comidas copiosas, con el consecuente estado de culpabilidad que le generará más ansiedad aún (círculo vicioso). Por tanto, las personas que tienen un alto nivel de estrés o  propensas a la ansiedad deben detectar esos momentos previos y no recurrir a la comida como solución a su estado. Debemos reprogramarnos y eliminar la identificación ansiedad/estrés con comida. Ejercicios de respiración y autocontrol serán fundamentales para sustituir esta necesidad. En este sentido la PNL (Programación Neurolingüística) puede servirte de mucha ayuda: hacerte más autoconsciente; darte cuenta del estado de tu cuerpo y de los patrones de pensamientos; reconocer los factores de tu pasado que te están influyendo hoy… (Fuente: Excelencia Deportiva. Ted Garrat).

 

 

Ira, cólera, enfado

 


Estas emociones también influyen, aunque de forma menos habitual que las anteriores. Las peleas con nuestras parejas, hijos, padres, madres o amigos pueden propiciar que desvalijes la nevera en un atracón fugaz. Resulta muy gráfico, esas escenas de películas donde tras una ruptura sentimental se suele ahogar el llanto en un inmenso cubo de helado. En esos momentos de ira y cólera, como alma que lleva el diablo, las técnicas de relajación son fundamentales (ver entrenamiento autógeno). Antes de pegarte el atracón del siglo, párate un instante, busca un lugar cómodo sin distracciones, túmbate y comienza con ejercicios de técnica de respiración profunda. Esto te calmará y te hará olvidar la comida, al menos en ese momento que tu cuerpo para nada la necesita.
    

Otras causas emocionales son la inseguridad, frustración, soledad… Donde la comida se convierte en una especie de fármaco que nos alivia de estos sentimientos. Por tanto, nuestro trabajo aquí no es otro  que mejorar la autoestima, ser más sociable y plantearnos nuevos retos que nos ayuden a creer en nosotros mismos con la certeza de que si somos capaces de cumplir nuevas metas, podremos identificar estos exitosos hábitos y transferirlos a otros ámbitos de nuestra vida. Una cosa llevará a la otra.
    

La asociación y conexión con sucesos que han ocurrido a lo largo de nuestras vidas son causas bastantes importantes y comunes. A veces, hacemos conexiones significativas con momentos especiales y le damos un valor diferente al alimento, en ese instante no es algo nutritivo o que te aporte energía sino algo más (quizás un premio o un castigo). De este modo, debemos  tener  la capacidad de identificar y delimitar bien esos momentos para que no sean un problema en la ruta prevista de pérdida de peso.
    

Concluyo. A estos factores o causas emocionales se le pueden añadir muchos otros y con más profundidad. Pero la idea que subyace es la que debe prevalecer. La persona dispuesta a perder peso debe manejar toda la información posible, el origen y causa de su sobrepeso y cómo modificar los hábitos erróneos y asentar las conductas correctas en ese proceso. Debe saber que no sólo una dieta hipocalórica y un plan de entrenamiento adecuado son sinónimos de éxito, quizás sí lo sean a corto plazo, pero puede que a largo plazo provoque una recaída casi irrecuperable. Deben sustituir, y no cambiar efímeramente, su relación con la comida, desde la confianza y creencia firme que se va instalar nuevos hábitos saludables en ellos.
    

Estoy convencido que sólo así se alcanzará la meta final, de la otra forma obtendremos objetivos satisfactorios pero fugaces. Recuerda que perder peso depende exclusivamente de ti, y si no quieres al menos que la comida no te impida ser feliz.


Me puse a dieta, juré que no volvería a beber ni a comer con exceso y en catorce días había perdido dos semanas”. Joe E. Lewis.

 

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  • Olga

    Olga | Miércoles, 08 de Junio de 2016 a las 10:44:18 horas

    Interesantisimos los dos artículos. Las emociones juegan un papel fundamental en nuestras vidas y en esto ocurre lo mismo.

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  • Oscar

    Oscar | Lunes, 06 de Junio de 2016 a las 17:58:00 horas

    Interesante artículo, como casi todo en esta vida se demuestra la importancia de la mente!!!!

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  • Gracia Dominguez

    Gracia Dominguez | Lunes, 06 de Junio de 2016 a las 07:50:11 horas

    Muy importantes las recomendaciones dadas en este artículo.Por supuesto que antes del ejercicio y dieta, hay que poner en orden nuestra cabeza. En este terreno no valen los impulsos.

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  • Ramiro

    Ramiro | Domingo, 05 de Junio de 2016 a las 22:55:38 horas

    Excelente artículo que muestra la complejidad de un problema serio que hay que tratar con respeto y rigor.

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  • Naval

    Naval | Domingo, 05 de Junio de 2016 a las 19:49:07 horas

    Factores que pueden, y provocan sobrepeso como consecuencis de nuestro estilo de vida. Buen artículo!!

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  • Golosa

    Golosa | Domingo, 05 de Junio de 2016 a las 11:44:58 horas

    Es verdad todo lo que dices de las emociones relacionadas con las comidas cómo en esos momentos q comentas que después d un cabreo nos damos el gusto d darnos un atracón d porquerías y pensamos q nos merecemos ese placer porque no estamos pasando pon un buen momento, y total nos consolamos cómo tontos diciéndonos "Una vez no hace daño". Pero lo q no nos damos cuenta q no es sólo una vez y esta muy este artículo para hacernos ver q tenemos q tratar y controlar cualquier tipo de emoción que nos lleve a ese placer engañoso y pasajero y que nos impide llegar a nuestra verdadera meta.
    Muy buen artículo.

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  • Angel Chacon

    Angel Chacon | Sábado, 04 de Junio de 2016 a las 23:17:09 horas

    Muy buen articulo Gabriel (tanto la parte I como la II). Tocas aspectos "ocultos" en el trabajo contra el sobrepeso y la obesidad que muchas veces pasamos por alto. Yo se lo digo a mis alumnos, que tu trabajo como entrenador personal abarca unas horas limitadas a la semana, el resto es trabajo del cliente en casa, y quizás conociendo técnicas para mejorar y controlar estos aspectos emocionales podamos llegar un punto mas allá y mejorar la calidad de vida de nuestros clientes. A partir de ahora cuando lo enseñe recomendaré esta lectura.

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  • Ye

    Ye | Sábado, 04 de Junio de 2016 a las 18:51:28 horas

    Me encanto el primero y el segundo genial ,mucha gente se pregunta en ocasiones ,!como puede ser que allá engordado yo no como para eso !!cierto pero los problemas emocionales también engorda y pocas veces los tratamos empezó os por la capa de fuera en vez de empezar por la de dentro ...Gracias Gracias Gabriel por estos artículos706

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  • diabético

    diabético | Sábado, 04 de Junio de 2016 a las 14:58:53 horas

    Me ha parecido muy instructivo e interesante. Felicidades por él artículo.

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