ADIVINANZA

Les voy poner un acertijo. Muy fácil, pero nunca se sabe. A ver, a ver, galopines, a ver...

Es un juego. Se trata de adivinar el nombre de un partido político y el de su líder; yo les voy a decir algunas de sus características y ustedes me tienen que averiguar de qué partido estamos hablando. ¿De acuerdo? Vamos con las pistas...

    Primera pista: A nadie le apetece pactar con este partido (los otros temen ser devorados).
    Es un partido provocador, sus ideas son nuevas, y pretende acabar con el orden establecido.
    Está en contra de los partidos tradicionales.
    Su auge coincide con el de la crisis económica, al amparo de la cual logran muchos seguidores.
    Los parados son una de sus principales fuerzas de apoyo.
    Quiere acabar con la Constitución.
    Tiene estrechas relaciones con formaciones políticas extranjeras, a la cuáles sus dirigentes admiran profundamente.
    Sus cabecillas son en su mayoría gente joven.
    Su principal líder es hábil y carismático, con gran don de palabra, famoso por un apéndice peludo.
    Este líder se contradice con mucha frecuencia, pero a sus partidarios más acérrimos les da igual, porque saben que sus ideas son las mismas que sostenía al principio, y que si a veces dice otras cosas, es para no alarmar.
    Los miembros de este partido son expertos en los modernos medios de comunicación para difundir sus mensajes.
    Su financiación es muy oscura.
    Los miembros de este partido detestan a la Iglesia Católica y, en general, al cristianismo.
    Sin embargo, tienen muy buena sintonía con el mundo árabe.
    También detestan a los Estados Unidos.
    Y al capitalismo, igual.
    Este partido propone un referéndum para ver si una de sus regiones quiere formar parte del país.
    Está en contra de la "casta".
    Sus miembros son osados y a prueba de fracasos, quieren conseguir su objetivo como sea y caminan hacia él cueste lo que cueste.
    Son unos especialistas en la propaganda.
    Uno de sus dirigentes históricos es un disminuido físico.

Con tantas pistas es imposible que se les haya ido. ¿Lo han pillado? ¿Sí?  ¿De verdad? Efectivamente, estábamos hablando de los nazis y de su dirigente Adolfo Hitler. ¿Qué tal? ¿O es que estaban pensando otra cosa?

PD. Advierto que esta posdata va a ser un poco aburrida, y que sólo recomiendo su lectura a los aficionados a la Historia. La coloco aquí porque quizás alguna de las referencias a Hitler y a los nazis no sean tan conocidas o tan obvias. No vamos a explicar todas las pistas porque sería alargarnos demasiado, pero sí algunas.

Así, mencionemos que los nazis no tomaron realmente fuerza en Alemania sino hasta después de la gran crisis de 1929, y que la enorme cifra de parados de la nación fue una de las causas del fracaso de los partidos tradicionales del país y que aupó a la formación de Hitler.
  

Desde el primer momento, Hitler anunció que acabaría con la constitución de Weimar, además de considerar decadentes y enemigos del pueblo (Volksfeind) al resto de los políticos alemanes. Se relacionó estrechamente con movimientos extranjeros, sobre todo con el fascismo de Benito Mussolini, por quien proclamó incontables veces su admiración.
    

El líder del partido, el mencionado Adolfo Hitler, se apoyaba sobre todo en su habilidad oratoria. El famoso apéndice piloso al que me refiero es, por supuesto, su bigote. Una de las ventajas de Hitler sobre sus rivales fue la inteligente utilización de los medios de comunicación, de la entonces modernísima radio, que hizo que su voz y su palabra fueran conocidas en toda Alemania.
    

Los nazis detestaban al cristianismo, especialmente al catolicismo. A decir verdad, la única oposición seria que tuvo durante su mandato (aparte de un pequeño núcleo de militares) provino de las filas de la Iglesia Católica o - en menor medida - de algunas confesiones protestantes. Por contraste, mostró un gran aprecio por el Islam y por los árabes, aunque probablemente fuera sólo por motivos estratégicos. El líder de los palestinos, Haj Amin al Husseini, fue su principal aliado entre éstos.
    

Hitler odiaba a los Estados Unidos y a su capitalismo. En su opinión, era un país dominado por los judíos.
    

El referéndum al que hago referencia es el del Sarre, región alemana ocupada por Francia después de la I Guerra Mundial y en la que en 1935 se convocó un referéndum para ver si volvía al seno de Alemania (lo hizo). También podríamos habernos referido al referéndum de 1938 por el que Austria se unió al Reich, el llamado Anchluss.
    

La casta de la que hablamos (y que en las traducciones del alemán al español se expresa exactamente con esa misma palabra, casta) es la prusiana. En innumerables ocasiones, que se incrementaron a medida que iba avanzando la II Guerra Mundial, Hitler expresó su despreció por la casta militar de Prusia, a la que consideraba un obstáculo para sus ideas por su conservadurismo y tradicionalismo.
    

Por último, si en algo destacaron los nazis fue en la propaganda. Y en este aspecto su hombre más destacado fue Joseph Goebbels, auténtico genio de la manipulación de las masas, y a quien hemos llamado minusválido debido a su notable cojera.

En todo caso, todas estas semejanzas con no sé qué estarán pensando ustedes, tampoco deben ser tomadas demasiado en serio. Al fin y al cabo, esto no es sino un divertimento, una especie de juego con una trampa muy evidente, aunque puede servirnos para comprobar que descontextualizar las cosas es muy arriesgado, que hablar es fácil, y dar trigo algo muy diferente.