Balsa Cirrito
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LA GILIPOLLEZ SÍ OCUPA LUGAR
Con frecuencia los lectores me acusan de cierto grado de animadversión contra Podemos. Probablemente no les falta razón y se trata de un reproche bastante justo. Aunque también es cierto que la animadversión no es algo que se produzca por la picadura de un alacrán antipodemista o por el impacto del rayo láser de un grupo subversivo proCasta: tampoco soporto a Belén Esteban o a Eduardo Inda, pero es porque me han dado motivos para ello. Pues con Podemos, igual. Déjenme que les cuente una anécdota.
La semana pasada nos encontrábamos charlando tres compañeros de trabajo. Los tres tenemos aproximadamente la misma edad y los tres andamos – igual de aproximadamente – por la misma cuerda ideológica, esto es, entre el centro izquierda y la izquierda moderada, votantes bien del PSOE, bien de IU. La conversación derivó hacia cuestiones políticas, y en un momento dado, uno de nosotros preguntó: “¿nos estamos volviendo de derechas?” Me resultó muy curioso, porque yo pensaba lo mismo, pero en seguida descubrimos lo que nos ha pasado. Y lo que nos ha pasado se llama Podemos.
Podemos es, muy probablemente, un partido más honrado que la mayoría, y que cuando apareció en el panorama español, fue saludado por muchos, entre ellos un servidor de ustedes, como un soplo de aire fresco y de regeneración en la política nacional. Sin embargo, desde entonces ha soplado demasiado aire podemita, y no precisamente aire fresco, sino más bien rancio. El cúmulo de necedades que ha amontonado Podemos en los últimos meses, particularmente desde que han accedido al poder en algunos ayuntamientos, es tan grande que causa pavor. Su postura ante la secesión catalana, ante el propio concepto de España, ante los atentados terroristas, su extraordinario sectarismo, su tendencia a meterse en guerras inútiles como la “guerra de los belenes”, su ineficacia, su insólita ingenuidad, rayana con la simpleza boba, su fobia a la Transición, su guerracivilismo… Algunos lectores me acusan de tenerla tomada con Kichi; bueno, es el que me coge más cerca, pero también puedo tomarla con Manuela Cármena, la mujer que hizo pensar a muchos que se trataba de una versión femenina de Tierno Galván y que con rapidez ha demostrado que ni de coña. Cármena. ¿Qué decir de una mujer que cree que hay que dialogar con los terroristas del EI? Si, ya saben, el EI, esos chicos que arrojan a los homosexuales desde la torre más alta del pueblo, que dinamitan edificios históricos, que raptan y violan a niñas, que prohíben la música. ¿Qué decir de una mujer que cada vez que hay que decir la palabra sexo dice género y que propone aparcamientos públicos separados por sexos, digo por géneros? ¿Qué sobre una alcaldesa tan sectaria que hace pensar que la manera de comportarse de Esperanza Aguirre, después de todo, tampoco era algo tan anormal? ¿Qué…?
El problema, y es algo que no perdonaré nunca a Podemos, es que por culpa de ellos mucha, muchísima gente piensa que ser de izquierdas es ser gilipollas. Que ser izquierdista es ser carajote. Que proclamarse de izquierdas es igual que proclamarse tonto del culo. Todo por culpa de Podemos. Y no es así. Discrepo de IU en infinidad de cuestiones, pero casi nunca sentí con ellos la sensación de “tierra trágame” que experimento a menudo con las huestes de Pablo Iglesias. Raro es el día en que algún podemita no protagoniza alguna historia que nos haga palidecer de vergüenza ajena. Y lo que es peor, la mayor parte de las veces no es por algo que hagan o proyecten, que también, sino por ser bocazas, por el enorme raudal de necedades que proclaman, por su actitud de niños jugando con una metralleta; además, siempre con el aire de quien tiene la verdad metida en el bolsillo y no deja que se les escape.
Hace unos meses decía un servidor de ustedes que Podemos era un invento de la derecha, y que gracias a ellos el PP iba a ganar las próximas elecciones. Me equivoqué sólo en un dato, va a ganar la derecha, pero no por medio del PP, sino de Ciudadanos. Y todo eso es fruto de Podemos. Podemos parece creado para provocar el rechazo hacia la izquierda, para que la gente normal que no ha estado en Venezuela asesorando a Chavez piense: “estos de izquierdas están zumbados”. Y para que nadie vote izquierdas, incluso personas que tienden a votar izquierda o centro izquierda. Uno de los amigos de los que hablaba al principio en la charla mencionada, se llevaba las manos a la cabeza con la actitud podemosa ante los belenes o la Navidad. Debo señalar que mi compañero es uno de los ateos más ateos que conozco, pero ante tanto dislate, no pudo sino exclamar: “¡valiente pandilla de *********!”.
En fin, no me extraña que Podemos sintonice tanto con el mundo musulmán, al igual que ellos, son inmunes a la críticas. Los fieles de las huestes podemeras atribuyen cualquier reproche que se les haga a los fachas, a los vendidos al capital o a quienes desean que se perpetúe la corrupción (¿¿??); nunca, parece ser, se les critica desde el sentido común. Resumiendo, mis compañeros y yo no nos habíamos vuelto de derechas ni nos habíamos movido, es que los de Podemos le han dado la vuelta al Falla.
PD. Prometo no hablar de Podemos durante varias semanas (salvo fuerza mayor).












La bruja Lola | Viernes, 04 de Diciembre de 2015 a las 17:41:10 horas
Vaya con el amiguete, tratando de hacer callar a las voces criticas contra PP-Ciudadanos, queriendo imponer una censura en un medio que siempre se ha destacado precisamente por la libertad y el respeto a todas las opiniones. Un mezquino intento de coartar la libertad de expresión de los demás, con lo que nos podemos hacer una idea de a que nos espera si la idea politica que defiende este amiguete ganase alguna poltrona tras las elecciones. No conteste si no quiere, pero admita que es por falta de argumentos y no invente trolas infumables. Por cierto no estamos en la web del PP.
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