Sufrimiento: La sangría vergonzante, la humillante hégira de refugiados sirios sigue dejando su salud y sus vidas en su huída hacia un mundo en paz, pero como ya se presenta como normal y son tantos quienes se apuntan al carro del racismo y de la xenofobia, incluidos prelados de la católica iglesia nacional, cada vez lo tienen más difícil y cada vez los medios van enfriando el interés informativo. ¡Qué bien les vendría a tantos malnacidos que el tema se fuera oscureciendo y dejase de ser objeto de portadas!

Inoperancia: Quizá aún no sirva de mucho, pero el panorama en los lugares de origen está cambiando a marchas forzadas. Cabe recordar, y no voy a ir al origen del conflicto, (por cierto hay un enlace en youtube https://www.youtube.com/watch?v=LJtUQjJC4a0 que lo explica de cine), que los grupos opositores a Al-Assad, fueron empujados por USA y sus acólitos a levantarse en armas, dotados de estas y financiados generosamente por tan interesados mecenas y que dan marcha atrás cuando los mismos soldados americanos denuncian que entre estos grupos alimentados por EEUU se encuentran quienes lucharon en Irak contra ellos.  

La incongruencia, bien conocida por las altas esferas y a relativamente poco tiempo para las elecciones presidenciales del 2016, descoloca a la opinión pública americana y provoca la paralización, al menos teórica, de la copiosa ayuda a los rebeldes.

Para mayor castigo, el Estado Islámico, ISIS o DAESH, que parece que este nombre les molesta más a los terroristas, como gusten llamarles, aparte de las salvajadas inhumanas que no cesan de realizar, que después exhiben indecentemente para aterrorizar al enemigo, que somos prácticamente todo el mundo, y de las que tanto presumen al publicarlas, se está convirtiendo en el principal activo de los insurgentes. Por lo pronto la solución que se les ocurre a los inductores occidentales es permitir que se sigan matando y que si se producen refugiados que se busquen la vida: así de triste y así de cruel.

Mientras, la solidaridad entre árabes no permite que Arabia Saudí y los Países del Golfo Pérsico, quienes nadan en dinero desbordado, petróleo y otras infinitas riquezas, los más idóneos, se niegan rotundamente a admitir un solo refugiado.

Pero el tema de los refugiados empieza a golpear la sensibilidad de los europeos. Aylan Kurdi, el niño tristemente célebre muerto ahogado con su pequeño cadáver en la playa aporrea las conciencias. Occidente, más concretamente sus gobernantes, se pierden en palabrería y en xenofobias varias, mientras el drama continúa.

Justicia: Ha bastado la impecable actuación de la aviación rusa para que el demonio de DAESH retroceda con el rabo entre las piernas. La decidida actuación de las tropas iraníes y de las fuerzas de Hezbolá, venidas del Líbano, completa la operación, que si bien beneficia a Al-Assad, ha roto el mito de la imbatibilidad de los fanáticos asesinos de ISIS.

Ahora Occidente de nuevo duda, se replantea la estrategia, admite que las negociaciones que puedan dar fin al infame conflicto no se han de condicionar a la marcha de Al-Assad; pues la jugada gubernamental, con el apoyo de Rusia y de sus vecinos, le da ventaja. Todo sea porque vuelva la paz y de paso acabar con el grupo terrorista más poderoso y siniestro de la historia, del que todo el mundo sabe que creó USA para favorecer sus intereses.

¿Quién fue el idiota al que se le ocurrió eso del Eje del Mal? ¿Hay mayor maldad que esta?

Manuel García Mata