Antonio Franco
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LAS ELECCIONES CATALANAS
Pasadas las elecciones catalanes y, una vez, conocidos los resultados electorales de su ciudadanía, todos parecen respirar algo más tranquilos. Todos, o casi todos, que nunca llueve a gusto de todos. Desde luego hay que reconocer que Artur Mas, el Presidente de la Generalitat, consiguió, durante toda la campaña electoral su objetivo, que no era otro que convertir la elección de un nuevo gobierno para Cataluña en una especie de referéndum sobre la independencia de la comunidad catalana. Logró que las elecciones trascendieran las fronteras de este país nuestro. Altos dignatarios de otros países dedicaron alguna que otra opinión sobre las elecciones catalanas. Conforme se acercaba la fecha electoral y las encuestas daban una mayoría absoluta al grupo político que encabezaba la propuesta independentista, la estrategia del miedo se imponía. Ya saben, “una Cataluña independiente no tendría cabida en los países de la Unión Europea”, “la Banca se marcharía de Cataluña”, “las grandes empresas harían lo mismo”...
Siempre me ha llamado la atención la unión, en todo este proceso, de dos fuerzas ideológicamente contrapuestas, como son Izquierda Republicana de Cataluña y Convergencia de Cataluña. Dos fuerzas, izquierda y derecha, con dos programas de gobierno totalmente diferentes, pero con un objetivo común. Por eso, en las elecciones catalanas no se hablaba de vivienda, de paro, de desahucios, de sanidad, de educación... Era como si ningún partido presentase ante los ciudadanos catalanes un programa para gobernar. La CUP, la Candidatura de Unidad Popular, apostaba por la independencia pero de una forma más coherente, ideológicamente hablando.
Ni por un bando ni por otro se hablaba de los temas que verdaderamente interesan y preocupan a la ciudadanía.
Izquierda Republicana de Cataluña no esconde su independentismo ni en el nombre, pero Convergencia ha sido siempre un partido nacionalista, más que independentista. Al nacionalismo, para estar en alza, siempre le conviene un enfrentamiento con el Gobierno Central. Este enfrentamiento es, por decirlo así, su manera de subsistir en términos políticos. Su giro independentista comenzó siendo una manera de enfocar ese enfrentamiento con Madrid, a mi modo de ver, y terminó por ser un objetivo. Además, Convergencia bebe de las mismas fuentes neoliberales que el PP, como partido de derecha que es. De ahí mi extrañeza de la unión de los republicanos independientes catalanes con ellos. Debe ser que la tibieza de su mensaje independentista hacía que otras fuerzas políticas catalanas les fuera restando rédito electoral en ese sentido. A la vista está que su socio de siempre, Unió, acabó separándose de la nueva deriva que había tomado la que había sido su “pareja de hecho” durante tantos años.
De todas formas, esto del independentismo hay que tomarlo en clave económica. Las regiones o comunidades que aspiran a la independencia siempre lo son por razones de “sobrada Economía”. Ninguna región o comunidad empobrecida tiende a la independencia, por las mismas razones económicas. Qué no digo que no hayan razones románticas para ello. Pero, subyacen razones económicas palpables. Porque, ¿cuándo se independizan los hijos? Cuando son solventes económicamente.
Salud.












Pongamos que hablo de Cataluña | Jueves, 08 de Octubre de 2015 a las 23:03:10 horas
Señores foristas cansinos de siempre lo mismo ,remítanse al artículo hombre,siempre igual con el mismo tema y los mismos personajes....hablen de algo que tenga que ver con el artículo en cuestión,¿es tan difícil?
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