Antonio Franco
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LA SOLEDAD DE GRECIA
Lo ocurrido en Grecia es la señal inequívoca de quién manda en todo este tinglado. No importa que el Pueblo griego en democrático referéndum rechazase las medidas que los Poderes económicos, la troika, les imponían frente al recurrido “rescate” (asfixia, más bien). A pesar del apoyo popular, el presidente Tripas se ha visto obligado a aceptar las condiciones impuestas. El día después al resultado del respaldo que la ciudadanía griega daba a su Presidente, este decidió todo lo contrario que había defendido. Habría que preguntarse por qué. Cada uno tiene sus propias respuestas, muchas coincidentes, claro está.
Pienso que “el órdago” lanzado por Syriza no contaba con un plan B. Al menos no contaba con un plan B, a corto plazo.
En este sentido, habría que disculpar la claudicación, por parte de Alexis Sipras, a los mandatos de la troika. Porque, a ver, ¿cuántos estarían dispuestos en el país heleno a arriesgar el cobro de su pensión, su nómina de funcionario, las ventas de su pequeño negocio o sus pequeños ahorros, con tal de tirar para adelante con el plan de su Presidente, a pesar de haberlos votado la mayoría? Si un plan B se alarga en el tiempo, el propio Pueblo se volvería en contra de su Presidente si viese perjudicado su economía familiar.
La siguiente pregunta que me hago es si realmente había un plan B. Desde luego, si ese plan consistía en contar con el apoyo, del resto de países comunitarios, a la voluntad del Pueblo griego reflejada en el resultado del referéndum, pronto quedó descartado. Grecia se vio sola desde el mismo instante en que acabó el recuento. Sipras presentó su dimisión porque no tenía plan B. Había perdido la partida, y su discurso y, al aceptar las condiciones, hipotecaba a su país durante las próximas generaciones.
Después de analizar todo el episodio griego, me pregunto si la izquierda se tiene que resignar, si los que abogamos por que un mundo mejor es posible, tenemos que bajar los brazos, tirar la toalla y rendirnos. Y al analizar la cuestión helena, es cuando veo más clara la necesidad de luchar contra el sistema impuesto.
“En el sistema capitalista, neoliberal, la Economía está al servicio de las empresas, de las multinacionales. En el sistema comunista, la Economía está al servicio del Estado. Pues bien, ni una ni otra. Defendamos que la Economía tiene que estar al servicio de la ciudadanía. Y ello comporta ciertos cambios que el Sistema no permite, como son: transparencia, control de los poderes financieros, participación en sectores estratégicos de la Economía, como pueden ser las telecomunicaciones y las energías”.
Para lograrlo el cambio no se puede dar en un sólo país, como ha sucedido en Grecia. Este cambio tiene que venir propiciado por una amplia mayoría de ciudadanos en todos los países. De forma democrática, utilizando el arma del voto. No voy a entrar en nombres de siglas, aunque a nadie se le escapa que el cambio no puede venir de la mano de los partidos políticos que sustentan el Sistema y evitan que este cambie.
Nos podemos situar en el pasotismo político y electoral. Podemos optar por aportar ideas y críticas desde el teclado del ordenador y hacerlas correr por las redes sociales. Podemos sentirnos anarquistas y pensar que para cambiar el mundo hay que prescindir de los gobiernos y, mientras tanto, nos situamos cómodamente viviendo dentro del propio sistema que criticamos. Podemos implicarnos, cada cual hasta donde crea conveniente. De todas formas, sólo “los desheredados” arriesgarán todo porque nada tienen que perder.
Salud.












Edmond Dantés | Jueves, 03 de Septiembre de 2015 a las 20:26:11 horas
Sí Marta, descansa hija, que eso de defender lo indefendible cansa mucho. No pasa nada, es costumbre que lo dejes todo para mañana , eso si presumir de conocimientos se te dá muy bien y minusvalorar a los demás, sin aportar argumentos, tambien. Puedes enumerar todos los puntos que quieras de los tratados comunitarios, que no restará un ápice de las obligaciones de todo gobernante respecto a su pais y sobre todo su pueblo. Te repito, por si no lo pillaste, tan lista como eres, lo que los intervencionistas prefieran evitar me dá igual, porque Pinochet aplicó el neoliberalismo antes que los otros
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