UN OÁSIS EN MITAD DEL ASFALTO

Dado que este artículo será publicado en el ecuador de esta campaña electoral de las elecciones municipales de la semana que viene, en esta ocasión voy a cambiar la temática y no voy a entrar en temas políticos. Aunque, ahora que caigo, esto ya lo llevo practicando desde hace algunas semanas.

No me parece ético por mi parte aprovechar el espacio que se me concede en este medio para publicitar mi candidatura. Existen otros modos de hacerlo como mítines, ruedas de prensa, debates... No sería honesto por mi parte. Creo que los que nos gobiernan tampoco utilizarían los medios de comunicación locales para hacer campaña de una manera subliminal. ¿O sí? Bueno, allá ellos con sus miedos a perder sus prebendas.
A lo que iba, que me estoy saliendo del tema y no es mi intención ahondar en escabrosos mundos de noches y de sueños o pesadillas.

Esta semana quiero dedicar este artículo a un pequeño aficionado a los temas políticos. No diré su nombre, aunque espero que se sienta aludido y reconozca que va dirigido a él. Rondará los trece o catorce años. Mientras que una gran parte de la ciudadanía se aleja de la Política, por razones tan variadas como la desilusión, el desengaño, o tal vez  porque nunca les interesó esto de “la cosa pública” (la res pública, latina), este chico reconoce que le gusta los programas dedicados a la Política, los mítines (me aseguran que asiste a los de todos los partidos políticos locales), los debates, e, incluso lee los artículos de los colaboradores en los periódicos locales. En una sociedad como la nuestra, no deja de ser curioso los gustos de este chaval. Es como un oásis en mitad del asfalto.

Lo vi en primera fila, acompañado de su madre, en el acto de presentación de la candidatura de IU. Me acerqué y le pregunté que si había sido alumno de mi amigo Manolo Vilela. Y no, no lo había tenido de profesor. Entonces fue cuando me aclaró lo de su afición por los asuntos públicos que, al fin y al cabo, son los asuntos políticos. Pensé en cómo de diferente sería la sociedad si los adultos se interesasen por la Política la mitad de lo que se interesa este pequeño gran personaje.

Cuando acabamos el acto, le pregunté si le había gustado las intervenciones. Después se marchó con su madre y le perdí de vista. Un maravilloso y sorprendente descubrimiento.

Me ha encantado conocer a este chico. Si le gusta el fútbol, que creo que sí, seguramente coincidiremos, además de la afición por la Política, en defender al mismo equipo. O sea, al Cádiz C.F.

Salud.