Quantcast
1
Sábado, 09 de Mayo de 2015

Balsa Cirrito

[Img #45692]

 

 

 

 

LA KRIPTONITA Y QUIÉN QUIERO QUE GANE LAS MUNICIPALES

 

 

 


¿Tienen algo que ver los superhéroes de Marvel con las elecciones? Pues no sabría yo qué decir. Oyendo a los candidatos hablar de sí mismos y de sus partidos durante las campañas, cualquiera diría que son personajes del gran Stan Lee. De hecho, una parte no depreciable del descrédito en el que ha caído la clase política proviene de las exageradas promesas que se realizan en esas campañas; pero no porque luego los políticos no cumplan lo prometido, que eso hace años que lo tenemos superado, sino porque confunden a los ciudadanos sobre su poder. Todos hablan como si el hecho de ser alcalde, lendakari, ministro o presidente del gobierno otorgara alguna clase de superpoder. Y no es así. Ni de coña. Pero como somos un poco tontos, casi terminamos creyéndolo, y pensamos que si no terminan con el paro, con la corrupción o con el virus del Ébola, es porque son unos indeseables.


A medida que pasan los años voy teniendo la sensación de que el poder de los gobernantes para cambiar el mundo es mucho más limitado del que ellos mismos se figuran. No son trasunto oficial de Superman ni de Thor ni del elástico Spiderman. Pueden, por supuesto, cambiar la vida de determinadas personas, otorgando cargos o prebendas. Pero cambiar todo un país – por no hablar del planeta - resulta mucho más difícil. El mecanismo que mueve las naciones o el puñetero mundo es infinitamente más complejo que la simple redacción de un programa electoral.


Si todo esto que he dicho lo trasladamos a un ayuntamiento, se acentúa bastante: las capacidades municipales son limitadas y sus poderes más bien pequeños (de superhéroe de segunda clase; digamos de un Batman o de un Dare Devil). Lo cual no quiere decir que no tengamos derecho a ser bien gobernados. Gobernados con decencia, capacidad e inteligencia. Un buen ayuntamiento – desengañémonos – no va a mejorar ni a solucionar nuestra vida; pero uno malo sí que puede fastidiarnos un rato. Y como llevo varios años dando mi opinión en estas páginas, considero honesto, casi obligatorio mostrar mis preferencias.


Y son las siguientes. Me gustaría que saliera elegido alcalde José Javier Ruiz, y no me molestaría que fuera en coalición con Antonio Franco o incluso con Hugo Cañellas (cuya formación no siempre recibe un trato razonable por parte de los electores). A José Javier no lo conozco tanto como a otros líderes de su partido, aunque en la relación que he tenido con él me ha parecido, además de una persona notablemente inteligente, un individuo sumamente preparado y muy poco sectario, que tiene una virtud bastante rara, casi extravagante en un político, y es que prefiere escuchar a los demás que escucharse a sí mismo. Es joven y relativamente inexperto, pero hasta Wiston Churchill tuvo una época en la que era joven e inexperto, lo cual, además, en los días que corren en la política, no me parece un defecto, sino más bien todo lo contrario.


Y decía más arriba que no me importaría que gobernara en coalición, porque en los ayuntamientos creo que es bueno que sea así. Si hay varios partidos gobernando, basta con que uno de ellos sea honrado para que la corrupción resulte muy complicada (aunque también es cierto que si ninguno posee esa necesaria honradez, la corrupción se multiplica exponencialmente, ya que hay más gente a la que contentar). Por supuesto, esta preferencia mía por las coaliciones no creo que deba aplicarse a la que actualmente ostenta el poder en Rota. Y el motivo principal es que el presente es un gobierno con un margen de maniobra muy escaso, con unos problemas enormes y que, sobre todo, está completamente exhausto. ¿O de verdad hay alguien que crea que les queda algo por ofrecer? (Y no me estoy refiriendo a un empleo en AREMSA). Estoy convencido de que durante todo este tiempo que RRUU y PP llevan en el poder lo han hecho lo mejor que han podido, y que si las cosas no les han salido bien no creo que haya sido por falta de ganas; pero si consideramos que sus mejores años ya han pasado con toda seguridad, y que la pólvora que les queda en las cartucheras es la de peor octanaje, preciso es que convengamos en que no les iría mal un descanso.


En fin, hace años, cuando yo era un jovenzuelo que trabajaba en la radio, TV y periódicos locales, no había juerga más divertida para mí que las campañas de las municipales. Me gustaban más que las canciones de Eros Ramazzotti, que ya es decir. Me lo pasaba realmente en grande con el trajín de los candidatos, con las elucubraciones sobre posibles pactos y con mis análisis en directo, que eran bastante inocentes, por más que a mí me parecieran muy agudos. Eso sí, tengo la sensación de que los políticos locales de entonces me tenían su poquito de miedo, porque incluso los que no me podían ver me llamaban por la calle y me invitaban a una cervecita con aceitunas rellenas de anchoas. Qué tiempos. Aunque también es cierto que entonces yo mostraba una inconsciencia que para los superhéroes locales era peor que la kriptonita. Kriptonita, quién la tuviera.

Comentarios (1) Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.10

  • SAMUELIN

    SAMUELIN | Miércoles, 20 de Mayo de 2015 a las 11:42:25 horas

    yo creo que haria falta muchos kilos de KRIPTONITA para que fuera bien la cosa y ni aun asi nos librariamos de los politicos que miran mas por su cartera que por los bolsillos de los demas

    Accede para responder

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.