SI YO FUERA MILITANTE DEL PP DE ROTA/IU O EL COMPLEJO DE PETER PAN/LA POCIÓN DEL PSOE

Si fuera militante del PP de Rota estaría muy cabreado. Quiero decir, un militante honesto, comprometido y convencido de la ideología del partido. Y estaría cabreado por el espectáculo que da el PP de Rota en todas las elecciones.  En estas andaluzas, y no han sido ni mucho menos las peores, han colocado, tirando largo, cuatro pancartas en el centro y no más de una docena de carteles en los tableros. Y se acabó la campaña. Ha habido elecciones en las que no han pegado cartelería hasta un día o dos antes de la jornada de reflexión, esto es, tres o cuatro antes de votar. El desdén y la desidia con las que el PP de Rota se toma las elecciones son realmente asombrosos. En fin, pudiera ser que los militantes populares de Rota sólo fueran un poco vagos. Pero no, porque todo esto contrasta con el pollo que montan en las elecciones municipales. Ahí incluso se pelean por colocar banderolas en las farolas (y perdón por el pareado), empapelan la ciudad con el candidato o la candidata de turno, ofrecen comilonas, visitan casas, crean brigadas para pasear por las calles y para que entreguen sobres con la papeleta a todo conocido que atisben…; en suma, se ponen en marcha como una máquina bien engrasada (y al decir engrasada no insinúo nada, ¿eh?). Máquina, digo, que no deja puerta sin llamar ni resorte sin pulsar ni asociación sin visitar. Y eso, ¿por qué? La imagen que se lleva el ciudadano es que las únicas elecciones que les interesan son las municipales. Y son las munis porque es ahí donde se puede pillar cacho, merecer cargo o agarrar un empleo. La perspectiva que uno adquiere de los militantes del PP de Rota es que la razón que tienen para estar ahí es la posibilidad de que los coloquen. Exclusivamente. Ninguna más. No voy a ser tan ingenuo que no crea que esa motivación no exista en el resto de los partidos, pero, por lo menos, no es la única. Se observa al PSOE y a IU, incluso a UPD, y se comprueba que es cierto que en las municipales suben el diapasón, pero también que no se toman el resto de las elecciones con la indiferencia con la que lo hacen los peperos. En unos tiempos en los que los del PP sufren oleadas de críticas por la corrupción, enchufismo, despilfarro y demás delicias, los militantes de Rota parecen hacer todo lo posible por… corroborarlas.

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Cada vez que veo a IU sacar malos resultados en unas elecciones (o sea, prácticamente siempre), me pregunto cuándo se harán mayores. Y la respuesta es que nunca, porque a cada elección parecen más niños. La palabra que suelen emplear con más frecuencia es que los resultados son “injustos”. ¿Injustos? Caray. Uno pensaba que los de IU eran mayoritariamente unos ateos anticlericales, sin embargo, adoptan sin rechistar la doctrina de la Iglesia: “los buenos serán recompensados y los malos irán al infierno”. No sé, a veces los de IU me parece que se ponen a jugar un partido de tenis con una raqueta de ping pong, por su falta de comprensión de los mecanismos de unas elecciones. En IU existe un claro impulso masoquista que les lleva a hacer todo lo que puedan para perder votos. Lo digo sin coña. Podríamos creer que para los miembros de la formación izquierdista son más importantes las palmaditas en la espalda que los votos. En estas elecciones, además, han podido sacar excelentes resultados, pese a lo que algunos piensen. Con un PSOE acosado por casos de corrupción, si IU hubiera actuado con inteligencia, sólo con un poco de inteligencia, podría haberse apropiado del mérito de la gestión de la Junta de Andalucía. La gestión de la Junta está bastante bien valorada por los andaluces y, sin dificultad, IU podría haberse colocado las medallas sobre asuntos tan sensibles, por ejemplo, como la sanidad y el diferente trato médico que reciben los ciudadanos en Andalucía con respecto a otras comunidades. Sin embargo, en vez de eso, se han dedicado a criticar a esa misma Junta que han contribuido a gobernar y al PSOE, otorgándole a sus rivales armas que no tenían. Es algo de una torpeza tal, que cuesta trabajo creerlo. O lo de sacar a pasear a Julio Anguita. Cada minuto de Julio Anguita en la tele son cincuenta mil votos menos. Pero, sobre todo, IU no entiende lo que quieren los votantes, particularmente, los de su clientela potencial. Me ha pasado a menudo que he escuchado a amigos que votan IU que no querrían que IU gobernara en solitario, sino, más bien, que en coalición con el PSOE, inclinaran a los socialistas hacia la izquierda. Voy a contar una anécdota.

Hace ya unos cuantos años se celebraban elecciones nacionales y autonómicas el mismo día. Creo que era una de las veces en que Luis Carlos Rejón se presentaba por Izquierda Unida. En aquella ocasión, un servidor de ustedes votó al PSOE en las nacionales y a IU en las autonómicas. Al salir del colegio electoral me abordó una muchacha.

- ¿Le importa decirme qué ha votado? Es para una encuesta.
Yo sonreí amablemente, porque la chica me parecía muy guapa (por aquel entonces yo era bastante joven).
- No claro, qué me va a importar – respondí sin perder la sonrisa -. Aunque he votado algo un poco extraño.
La encantadora encuestadora cogió el bolígrafo y una tablilla donde apuntaba resultados y me miró fijamente (creo recordar que sus ojos eran muy verdes).
- ¿Sí?
- Pues he votado al PSOE en las generales y a IU en las autonómicas.
La chica apuntó los datos, y yo me quedé esperando que me dijera algo más para pegar la hebra. Ella vio que yo aguardaba y se acercó con aire confidente.
- No es tan raro – me confesó en voz baja -. Yo he votado lo mismo. Y más gente de la que te puedas imaginar.
- Qué interesante. Tú no eres de aquí, ¿no? Nunca te he visto. Y si te hubiera visto te recordaría. Y si te recordara sabría tu nombre. Y si supiera tu nombre…
- Oh no, nos traen de Sevilla. Dentro de un par de horas vamos a otro pueblo- la chica no perdió su sonrisa; debía estar acostumbrada a moscones como yo.
- Ah, vale; pues adiós.
- Adiós.

Aquellas elecciones autonómicas fueron el mayor triunfo en la historia de IU. Sacaron veintitantos diputados. Sin embargo, la legislatura que siguió fue la de la famosa “pinza” entre el PP e IU contra los socialistas. Luis Carlos Rejón, por lo visto, no tenía mucha idea de dónde le venían los votos, y su deporte favorito fue la confrontación contra el PSOE. El resultado fue que a la siguiente elección, IU perdió casi el 40% de los diputados. (Desde luego, yo no les voté). (Si no recuerdo mal, por aquellos años voté alguna vez al CDS como catarsis).
La formación izquierdista se suele quejar del voto útil, sin embargo, ellos son los mayores responsables de que exista. En la situación actual es impensable (muy, muy impensable) que Izquierda Unida pudiera ganar unas elecciones. Sin embargo, esta formación se comporta como si anduviera siempre por encima del 30% de sufragios. De tal forma, cuando sí pueden ser útiles, por ejemplo, empujando en un gobierno regional al PSOE un poco hacia la izquierda, se desmarcan, tratan de imponerse y vienen a plantear un todo o nada.
Pues la respuesta es nada.

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Y un recordatorio al PSOE. Haría mal el Partido Socialista en creer que ha conseguido la poción de impunidad absoluta. Personalmente, nunca me han preocupado los casos de corrupción de un partido. Entiendo que por el hecho de estar en unas siglas o en otras nadie se convierte en honrado. Lo que sí me preocupa y sí debería diferenciar al PSOE, es la forma de tratar los casos que inevitablemente se producirán. Por eso me parece tan oportuna la propuesta de Ciudadanos: apoyaran la investidura de Susana Díaz sólo si el PSOE expulsa a Griñán y a Chaves. Porque es lo que tendrían que hacer los socialistas. (Quizás no tan claro lo del segundo, pero sí lo del primero). ¿Que al final resultan inocentes? Pues tiempo tendremos de hacerles un homenaje de desagravio. Entretanto, ya saben, La mujer del César…