Antonio Franco
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ANTES Y AHORA
Hubo un tiempo en que en este país nuestro se le perdonaba todo a los políticos. Me refiero a que eso de las corruptelas, las prevaricaciones y las malversaciones, parecía importar poco al ciudadano votante. Las hemerotecas están llenas de ejemplos. Quién no recuerda las continuas victorias “democráticas” por goleada de Jesús Gil, allá en Marbella a pesar de las denuncias y acusaciones que pesaban sobre él.
Si a los casos “sangrantes”, que más tarde la Justicia pondrían en su sitio, no se les consideraban tan graves por la ciudadanía como para no volverles a apoyar en las urnas, imagínense en los casos menos graves. ¡Qué importancia podía tener que este, ese o aquel alcalde fuese pillado in fraganti llevando a cabo una obra en su vivienda sin la licencia preceptiva!.
Pero ese tiempo parece que ha pasado. ¿Ha pasado? Tengo mis dudas. Ha cambiado la percepción ciudadana hacia los delitos y las malas prácticas de algún puñado de maleantes metidos a políticos porque también la situación de los ciudadanos ha cambiado por mor de la crisis económica. Dicen que las comparaciones son odiosas. Habría que añadir que las comparaciones son, además, incómodas. Porque, a ver, de repente descubrimos que mientras el vecino de la puerta de al lado se ha quedado parado y que mal sobrevive con sus cuatrocientos veintiséis euros mensuales, los golfos de las tarjetas negras de Bankia se pegaban “la gran vida”. De repente hemos descubierto que nuestro hijo, que nuestra hija, ha acabado sus estudios de bachiller y quieren optar a estudios universitarios. Y nos damos cuenta que los números no nos cuadran. Imposible por mucho que te aprietes el cinturón. Y descubres que sindicalistas corruptos, políticos corruptos, cargos de medio pelo corruptos... han atesorado un buen capital con sus maniobras corruptas.
No me siento capacitado para afirmar, jugando con el título de la obra de Ortega y Gasset, que la gran masa social se ha rebelado. De igual modo, no me considero un experto analista para negarlo. Lo que sí es cierto es que el personal, quizás por aquello de las comparaciones sobrevenidas por la situación de crisis, parece que ha tomado conciencia que la Democracia no se puede dejar sólo en mano de los Políticos.
Rebuscando en “el gran cajón de la crisis”, pudiera ser que el despertar de esta conciencia socio-política por parte de la ciudadanía, sea lo único positivo de esta situación.
Hubo un tiempo en que en este país nuestro se le perdonaba todo a los políticos. Puede ser que, en el fondo, todos seamos culpables de la impunidad creada en torno a los cargos públicos. Con nuestros votos, dábamos por buena la gestión llevada a cabo y pasábamos por alto “los pecados” cometidos durante su mandato por esos gobernantes.
Parece que ese tiempo ya es historia.
La burbuja inmobiliaria creada en torno a nuestra economía actuó de dormidera de las conciencias sociales. El estallido de esa burbuja nos devolvió a la realidad. Para ellos somos la masa, la masa social, el plebeyo pueblo... Para nosotros, ellos no son de los nuestros. Ellos son la casta. Y al expresarlo de ese modo, parece que nos entendemos.
Salud.












Lo Justo | Sábado, 28 de Febrero de 2015 a las 20:39:28 horas
Tambien impartiendo asignaturas por la tarde ayudaria a los q trabajan. Y hablando de trabajo.... Yo me saqe la carrera compajinando asignaturas y trabajos "basura" o "precarios"! Esos trabajos de los q tanto rajan los sindicalistas fueron los trabajos que me ayudaron a pagar mis estudios y acumular experiencia laboral. Entonces, lo q quiero decir es q si hay un entorno donde xiste la flexibilidad academic y las oportunidades pa trabajar po horas, pues se puede estudiar. Y tambien los prestamos sin interes para estudiantes me ayudaron pero eso si, usando la cabeza y no abusando de financiacion
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