POBREZA ENERGÉTICA

La crisis económico-financiera en la que el sistema nos ha sumergido hace ya casi ocho años se ha llevado por delante vidas, ilusiones, esperanzas... Ha introducido conceptos nuevos en nuestro acontecer diario. Conceptos nuevos  como “pobreza energética”, que siempre existió, pero que en estos últimos años ha adquirido un lamentable protagonismo.

Hay una realidad, más allá de los datos macro económicos que indican que la situación va mejorando. ¿Mejorando, para quién? Hay una realidad, una realidad que no gusta ver, ni oír. Una realidad que es preferible mantener en la sombra, sin darle una “publicidad aparatosa”. Hay una realidad que no se puede esconder, ni callar. Aunque al proclamarla nos llamen agoreros y negativos. La realidad es que muchas familias pasan frío en sus propios hogares. ¡Cómo no van a pasar frío si el recibo de la luz se dispara nada más poner la calefacción! ¿No se han fijado ustedes en el recibo de los últimos meses de este invierno? ¿Cómo van a pagarlo las familias cuyos ingresos no llegan a setecientos euros en el mejor de los casos?.

Hace falta garantizar, por Ley, los servicios mínimos de consumo de agua y luz para esas familias que malviven, que se encuentran en una situación de desesperanza total. Y es a los Poderes Públicos, es, desde la Política, donde se pueden resolver esta problemática que envuelve a tantas familias.

Hay autores para los que la Política es una parte de la Moral que se encarga de un hacer ordenado el bien común. Esta definición queda manchada en el momento en que se destapan cargos públicos (políticos) sin  ninguna moral. El descubrimiento de comportamientos totalmente faltos de ética por parte de cargos públicos, que han sido elegidos democráticamente, indigna a la ciudadanía en general, y sobre todo, debe indignar a sus votantes. No se puede permanecer estático ante semejantes descubrimientos cuando miras a tu alrededor y ves, con tus propios ojos, ¡no en un documental televisivo!, que convives en tu ciudad con familias que no pueden calentar su hogar.

¿Cuántos vecinos dirigen sus peticiones del pago de su recibo de la luz a sus ayuntamientos?
Los ayuntamientos no les da la espalda. Hacen lo que pueden. Pero, esa ayuda debería ser sólo puntual. Ese derecho, el derecho al consumo de energía, debería ser garantizado por la Ley.

Para ello existen algunas opciones. Una puede ser que se consigne presupuestariamente desde el propio Estado. Otra puede ser la de exigir a las grandes compañías eléctricas la reducción del precio del recibo para las distintas situaciones familiares. Otra puede ser intervenir en el comercio de estas compañías. Otra puede ser aplicar nuestra propia Constitución, antes que la cambien los grandes partidos políticos de este país nuestro. Me refiero a llevar a la práctica el artículo 128, que dice literalmente que: “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. A no ser que, como dice Julio Anguita, resulte demasiado revolucionario para algunos aplicar nuestra propia Constitución.
Salud.