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Sábado, 07 de Febrero de 2015

Antonio Franco

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BUENAS PERSONAS

 

 

 

Estaba totalmente convencido de que la ciudadanía roteña es solidaria, muy solidaria. Los datos, las asociaciones históricas y las nuevas surgidas por mor de la crisis que azota a tantas familias, los grupos de amigos que espontáneamente se platean aportar su granito de arena para paliar las necesidades de algunas familias convecinas que lo están pasando realmente mal... todo eso viene a demostrar que Rota es un pueblo solidario. La pasada semana lo viví en primera fila. La experiencia vino a constatar lo que ya sabía.


¡Cuánto se aprende en un sólo rato dedicado a los demás! ¡Cuánta riqueza personal se atesora!
La pasada semana, a través de mi amigo Manolo Vilela, estuve junto a él como voluntario recogiendo alimentos para el pueblo saharaui, en unas jornadas que cada año lleva a cabo la asociación roteña “Sahara Libre”. “Azúcar, arroz y aceite” es el lema de la campaña que, cada año, las distintas asociaciones de toda Andalucía que ayudan al pueblo saharahui realizan dentro de su campaña “Caravana por la Paz”.  La relación de Andalucía con el pueblo saharahui merece un artículo aparte.


Algunas personas me hacían recordar las palabras del Evangelio de San Marcos, porque dan lo que no tienen. He conversado con personas que me comentaban que mal viven con los cuatrocientos veintiséis euros de la subvención a mayores de 55 años. Y sin embargo, a la salida de sus compras, depositaban un kilo de arroz para las familias saharauis.


Hay personas generosas, muy generosas, dependiendo de su poder adquisitivo. En general, he comprobado con mis propios ojos, lo que he me mencionado anteriormente, la solidaridad de mis vecinos ante cualquier causa.
Tengo que destacar también, y sobre todo, la labor llevada a cabo por las distintas asociaciones roteñas. Personas que dedican su tiempo para hacer más llevadera la vida de sus convecinos merecen todos los elogios. No hablo ya sólo de aquellas asociaciones encaminadas a la falta de alimentos y productos básicos, también a las que la forman personas entregadas a la labor diaria frente a diferentes enfermedades.


La solidaridad no tiene fronteras ideológicas, no sabe de ideas políticas ni religiosas. La labor de las asociaciones suplen a la de las administraciones públicas. Cuando los poderes públicos colaboran con determinadas asociaciones no están llevando a cabo ningún  esfuerzo adicional, pues si no existiesen estas “personas buenas”, las administraciones tendrían que hacerlo por sí mismas. Por lo tanto, no se puede presumir de colaborar con esta o aquella asociación mediante este, ese o aquel convenio, cuando en realidad es una labor que tendría que correr a cargo de las propias administraciones públicas.


Vivimos tiempos difíciles. Difíciles y complicados. Siempre ha existido una bolsa de pobreza en plenas sociedades desarrolladas, lo que se ha denominado “el cuarto mundo”. La crisis actual está provocando que esta población, que vive en condiciones de desprotección, marginación y riesgo de exclusión social, vaya en aumento. Para la clase media, el futuro de los hijos no tiene tintes claros ni luminosos. La solidaridad de las “buenas personas” es fundamental. Pero no debemos conformarnos con enquistar la situación. La solidaridad debería ser sólo puntual, no convertirse en “crónica”. Solidaridad y lucha deben ir de la mano. Sólo entonces la solidaridad “se planta” en uno de los márgenes ideológicos. Sólo “la lucha política” puede erradicar la marginalidad. La ciudadanía posee un arma letal para vencer, el voto. Transformar la “solidaridad” en “fraternidad” debe ser un objetivo revolucionario democrático. Si la tercera de las máximas republicanas (Libertad, Igualdad y Fraternidad) se hiciese realidad, las sociedades serían más justas.
Salud.

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  • El Tempranillo

    El Tempranillo | Sábado, 07 de Febrero de 2015 a las 13:24:16 horas

    Estas cargado de razón Antonio, aunque lamentablemente tambien hay personas egoistas, insolidarias y hasta desalmada, tanto dentro como fuera de la politica y la ciudadania. LO que hay que procurar entre todos es que no pase lo que avisa una canción de Antonio Flores: “ Sólo le pido a dios. Que el engaño no me sea indiferente. Si un traidor puede más que unos cuantos. Esos cuantos no lo olviden fácilmente“. Un saludo.

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