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Sábado, 27 de Diciembre de 2014

Balsa Cirrito

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LLEGÓ EL MOMENTO DE DERROCHAR

 

 


Creo que todos los años, desde que nació Rota al día, aprovecho estas fechas para decir cuánto me gustan las navidades. Sé que hay mucha gente que se entristece cuando llegan estos días, y no digo que a veces no tengan motivos, pero las razones para estar contentos creo que me agradan más, y a ellas me acojo.


Les dejo que comenten ustedes las razones sentimentales para disfrutar de la Navidad: la familia, el espíritu de unión, los buenos propósitos, los atracones (esta no es una razón muy sentimental, pero es excelente), la belleza poética de los belenes y los pastorcillos, la ilusión de los niños ante la llegada de los Reyes Magos, el discurso del monarca recién estrenado…


Pero hay un elemento que creo que es superior a todo lo demás: en Navidad derrochamos. Al ciudadano occidental no hay nada que le guste tanto como pulirse el dinero, ya que llevamos la sociedad de consumo tatuada en la piel, tanto, que imagino que a estas alturas se habrá integrado en nuestro código genético. Hace tiempo leí un estudio (supongo que de una universidad americana, porque para las universidades guiris no existe ningún asunto lo suficientemente peregrino como para no dedicarle una tesis doctoral), un estudio, digo, que señalaba que los dos elementos que aparecían en casi todas las películas de éxito eran un helicóptero y personajes que gastaban dinero alegremente. Lo del helicóptero no llego a pillarlo, pero lo de la pasta, lo corroboro.


¿Qué estamos en crisis? Razón de más. El consumidor compulsivo occidental residente en España lleva tiempo atravesando un largo desierto de abstinencia compradora. Por eso mismo, en Navidades, se siente como un marinero que lleva seis meses embarcado y llega al puerto. Al primer lugar donde se dirige es a la mancebía. Pues igual, pero con grandes superficies comerciales.


No ignoro que muchas personas no pueden permitirse el hartazgo y es algo, lo reconozco, que cuando se piensa en ello puede apagar cualquier alegría; pero también que muchos de ellos se lían la manta a la cabeza, se olvidan del pasado mañana, y, en un ataque de carpe diem, disfrutan de lo poco que tienen.

 

Que además es necesario. Podemos ponernos a discutir sobre la moralidad del asunto (que es escasa) pero las cosas son como son, y en nuestro mundo, la sociedad avanza a base de gastos. Cuanto mayores, más avanza. Cuanto más grandes, más corre.

 

Precisamente la mejor manera de salir de la crisis es gastando como locos. Cuanto más gastemos mejor. Y si subieran los salarios para que gastáramos aún más, mejor sobre mejor. Gastemos, gastemos, gastemos.
    

En fin, feliz Navidad y feliz año. (No sé si creerme a mí mismo).

 

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  • Felipe Martín

    Felipe Martín | Domingo, 28 de Diciembre de 2014 a las 18:38:41 horas

    ¡Qué vergüenza! El señor Chirrito haciendo apología del consumo e incluso atreviéndose a pontificar en su estrecha ideología. Buenos cuervos ha criado la tribu de Susanita que pregonan el despilfarro. Suele colegirse que aquél que no sufre mucho ganando lo que le dan, lo gasta con desparpajo. ¿Diría lo mismo si su trabajo requiriese una gran dedicación o un gran esfuerzo físico? Aquí nos conocemos todos.

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  • Marianico el embustero

    Marianico el embustero | Sábado, 27 de Diciembre de 2014 a las 13:50:33 horas

    Pues yo te voy a hacer caso. ¡por esta vez!

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