Balsa Cirrito
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EL ENIGMA DEL NÚMERO P.I.
Sé que esto parece el título de un episodio de Expediente X, o una precisión sobre el área de las circunferencias; pero no, porque P.I. es Pablo Iglesias. Y supongo en que estaremos de acuerdo en que P.I. tiene mucho de enigma.
Aunque, de hecho, para mí, el principal enigma es por qué son tan torpes sus adversarios políticos. Ya se les ha hecho tarde para adoptar otra actitud, pero P.I. hubiera durado un número quizás no grande de telediarios si sus rivales no se hubieran empeñado en hacerle un héroe (aunque, como veremos al final, habría sido inútil). Los del PP, especialmente, han actuado de una forma tan estúpida que si yo no fuera una persona tan educada como soy, diría que son completamente estúpidos. El PSOE al principio pareció que iba a entrar al trapo, aunque luego vieron la celada y empezaron a controlarse; e IU últimamente hace todo lo posible (supongo que sin voluntad de ello) para elevar a P.I. a los altares.
Imagino que tendrá que ver con la autoestima pero me temo que la mayoría de los políticos no se han dado cuenta del odio que despiertan entre la población. En España odiamos, por este orden, a los políticos, a los banqueros y a los comerciales de Jazztel que nos llaman a la hora de la siesta. Por ello, casi cualquier cosa que la llamada casta diga contra P.I. y contra Podemos lo único que va a conseguir es hacérnoslos simpáticos.
Si soy sincero, al principio no me gustaban excesivamente ni P.I. ni Podemos, pero la campaña de ataques que están sufriendo es tan brutal y tan desproporcionada que han terminado cayéndome bien. Un acoso tan desmedido tiene forzosamente que darnos para pensar. Porque no es sólo que reciba críticas injustas – en el PP y en el PSOE reciben también muchas críticas injustas, pero eso es parte del juego, y ahí Podemos debe tragar como todo quisque – es que a menudo se lanzan sobre P.I. unas calumnias tan gordas, unas mentiras tan burdas y unas falacias tan toscas que parecería que se tratara de una reedición del Diluvio Universal de la porquería; y lo más grave es que quienes lanzan ese tipo de calumnias no son, como hasta ahora solíamos ver, los medios de comunicación algo frikis de la extrema derecha, sino televisiones o periódicos más respetables y que si bien – como todos – tenían sus tendencias partidistas, tampoco se dedicaban al degüello y a la calumnia de forma sistemática.
El tantas veces mencionado P.I. (al que por cierto le hace falta una urgente visita al dentista para que le corrija la dentadura) está sufriendo, por demás, un escrutinio y una investigación de su pasado (por supuesto para buscar merde) como no se ha conocido en España. Y no de su pasado político o público, sino de su pasado personal y privado. Nunca he visto a ningún periódico investigar acerca de si Rajoy se fumaba muchos canutos cuando estaba en la facultad o si se pasaba con el albariño en las fiestas de su pueblo, pero al pobre de P.I. le están sacando hasta la marca de preservativos que utilizaba.
Sin embargo, sus enemigos parten de un error bastante rollizo. Creo que muchos piensan que Podemos ha tenido éxito casi exclusivamente por el carisma de su líder. Se equivocan. Es cierto que el tal P.I. posee una inteligencia rápida y una capacidad dialéctica sobresaliente (aunque sigo pensando que debería arreglarse la dentadura), cualidades que no veíamos en tan alto grado desde los tiempos de Felipe González. Pero también que Podemos es fruto de las circunstancias, y que si no fuera P.I. sería cualquier otro, porque la cantidad de despropósitos que hemos visto que estamos viendo y que, me temo, vamos a ver, supera el limite de tolerancia de la especie humana española (homo ibericus Hispaniae), y que la indignación y la furia de la ciudadanía tienen que escapar por algún lado; del mismo modo que las ollas a presión disponen de un pitorrillo giratorio para liberar el exceso de vapor, el español dispone de P.I. Podemos y P.I. han surgido como las setas después de lluvia, como un fenómeno natural e inevitable. Si no fuera P.I. hubiera sido otro. Quizás no tan hábil y con menos labia, pero igualmente con mucha gente detrás.
Porque la solución no es echar basura sobre P.I. La solución sería que P.I. no fuera necesario. Pero, de momento, es una solución que vemos lejana.












El Cuervo | Viernes, 05 de Diciembre de 2014 a las 18:12:44 horas
Esa otra calumnia, de las que tanto le gusta a un comentarista definido soltar tan alegremente, ya fué explicada en su momento por el propio interesado, pero a lo que se vé aquí la gente opina desinformada ó bien insiste en la calumnia, aún a sabiendas que no tiene base, la cosa es echar basura que algo quedará. Tanto ataque desemedido a una nueva fuerza que promete regenerar todo el sistema podrido que sufrimos, si que es el claro ejemplo de que hay miedo, terror a que se fumigue tanta corrupción y más de uno pague por sus fechorias. Que miedo al cucal hay.
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