Calle Charco, con Antonio Franco
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HÉROES Y HEROÍNAS
Estamos rodeados de héroes. De héroes y heroínas. No destacan en el mundo de las artes, ni de las letras. No sobresalen en alguna faceta deportiva. Nunca han sido nominados para premios nobeles. Ninguna calle, plaza o avenida llevan sus nombres. Son desconocidos, anónimos, en una sociedad donde las diferencias sociales, otra vez, vuelven a ser pronunciadas. Representan la antítesis de esos personajes que saltan a la fama de la subcultura social por el hecho de ser hijo/a de, ex de tal o cual. No, sus experiencias no tendría audiencia en los basuras-programas de cualquier cadena televisiva. Si acaso, en algún documental. Pero lo cotidiano no interesa. Sus hazañas no venden.
Estamos rodeados de héroes y heroínas. Madrugan a diario, sin pensar en ayuda divina alguna. Sin desaliento, sin perder la esperanza en que un día les cambie la suerte: un trabajo mejor pagado, un ascenso...muchos soñando con encontrar un empleo que alivie su estado y el de los que dependen de él.
Esta maldita crisis, cuyos orígenes no entienden por más que se lo expliquen, les ha obligado a convertirse en héroes. En héroes y heroínas. Aunque siempre tuvieron esa condición heroica inconscientemente.
A veces, las noticias les sacan de quicio. No entienden que aquel político, que pertenece al partido que votaron en las últimas elecciones haya sido “pillado in fraganti” robando de la Hacienda Pública. No comprenden que ganando lo que ganan estos políticos, encima quieran más y, además, de forma fraudulenta. Algunos de estos héroes y heroínas empiezan a no confiar en estos mangantes de la Política y otros y otras se rebelan en los ratos libres que les queda después de ejercer de héroes y heroínas.
Los hay de todas las edades y condición. De entre ellos, los jubilados comparten con sus hijos y nietos la pensión que perciben. Sus descendientes, por mor de la crisis económica (cuyos orígenes no entienden por más que se lo expliquen), se encuentran en paro. Quizás alguna hija, que termino sus estudios hace algunos años, se haya marchado al extranjero en busca de mejor suerte.
Héroes que predican por las calles de cualquier pueblo su mercancía devaluada. ¡Sandías a un euro! ¡Sandias de más de cinco kilos a un euro! El mercado les ha arrastrado a predicar sus cosechas. Héroes que se enfrentan a otros héroes, a los que han arriesgado su futuro en transformarse en autónomo y “montar” una frutería. Héroes enfrentados por culpa de la crisis. Competencia entre héroes en cuyas historias las dos partes tienen sus propias razones. Las dos luchan por la supervivencia. Las dos partes son heroicas.
Héroes y heroínas que mendigan un puesto de trabajo ante el político de turno. Sobrevivientes en una sociedad dispar donde, desde el principio, sus cartas estaban marcadas y destinadas al presente. Sobrevivientes en una economía sumergida que les permite mantenerse a flote, entre dos aguas, donde cada día es un reto por seguir vivo.
Héroes que conocieron tiempos mejores y que se han visto inmersos en una “jungla” que les era ajena. La vida que da muchas vueltas, se lamentan.
Hay otros héroes y heroínas. Son los que dedican su tiempo a otros héroes. Lo dan todo a cambio de nada. Muchos sin pensar en una recompensa eterna. Pero estos y estas están hecho de otra materia. Son súper héroes en un mundo de héroes. En un mundo de héroes y heroínas. Merecen capítulo aparte.
La sociedad está llena de héroes. También de villanos.
Salud.












John el Rojo | Miércoles, 03 de Septiembre de 2014 a las 18:07:05 horas
Como no, ya se echaban en falta los iluminados de la derecha, entrando como elefantes en una cacharreria para provocar al autor del articulo de opinión y de paso cambiar de tema. Que estilo el de la derecha que siempre acude al insulto y al menosprecio de los que no pertenecen a su derecha sectaria. Tachando a la gente de izquierda como poco menos que ignorantes, ellos que demuestran su inteligencia utilizando sus torpes y lastimosas provocaciones, ellos que votan en cada elección a quienes nos llevan a un retroceso en los derechos y hunden más a las clases bajas y medias, que lumbreras son.
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