¿VA ESPAÑA BIEN?

Hacía ya algún tiempo que a los del PP no se les oía decir eso de que “España va bien”. La frase, acuñada por el “ínclito?” José María Aznar, ha vuelto a “coger vuelo”.

En el debate a seis de las elecciones al Parlamento Europeo, el representante del Partido Popular, González Pons, volvió a recuperar la oración gramatical aznariana. A decir verdad, comenzó diciendo que “España estaba mejor”, pero acabó sentenciando  que va bien. Así, categóricamente. Si cualquier víctima de este montaje de crisis lo hubiese oído, seguramente se acordaría de la madre, sin tener ella ninguna culpa, del señor González Pons. La suerte de estos personajes es que la población está desencantada de la Política y, sobre todo, de los políticos. Pueden decir sin rubor lo que quieran porque son pocos los que les escuchan.

El desencanto de la ciudadanía no es casualidad. Se ha ido gestando y organizando desde las altas esferas de poder. Les da igual que la gente voto o deje de hacerlo. Al final, lo que cuenta para ellos es el porcentaje de población que ha ido a votar. Y si ese porcentaje permite mantener el sistema bipartidista, el Sistema establecido no corre peligro.

El desencanto es consecuencia de varios factores, pero el principal de ellos es la corrupción política. Es inevitable que existan corruptos. Lo que sí se puede hacer es atajar la corrupción  rápidamente. La ciudadanía se escandaliza por los continuos casos de corrupción, pero, sobre todo, no entiende que en este país nuestro no dimite nadie que esté imputado. Aunque la imputación tenga visos de acabar en sentencia condenatoria, ningún cargo público dimite.

Se asían al sillón como si les fuera la vida en ello. Bueno, para ser exactos, a una gran parte de estos personajes sí les va realmente la vida en ello. Han hecho de la Política su medio y su forma de vida. Para ellos es una profesión. Algunos, como si de un juego de azar se tratara, han visto “la bolita premiada con su nombre”. ¿Cómo van a dimitir? ¿A qué se van a dedicar?.

A lo que iba, que la abstención no les preocupa, aunque aparenten y digan lo contrario. Siempre se pueden analizar los resultados desde la óptica que interese a cada uno.

Tras las elecciones vendrán los análisis. La derecha ideológica concentra siempre el voto en una sola opción política, mientras que la izquierda habrá dividido el suyo. Los que se autodenominan como “verdadera izquierda” se sentirán satisfechos porque habrá ganado la abstención “por goleada”. Pero equivocarán su análisis si piensan que esa gran abstención ha venido propiciada por sus proclamas hacía ella.

Tras las elecciones, el bipartidismo se habrá salvado una  vez más. Aún recuerdo la victoria del PP en las últimas elecciones nacionales a pesar de que el movimiento 15M había nacido para derrotar las políticas neoliberales. ¿O eran otros los motivos? A partir de esa victoria del PP, los españoles hemos sufrido los mayores recortes en políticas sociales de toda la Historia reciente. Por mucho que se grite que “no nos representan”.

Este artículo “verá la luz” cuando nos encontremos en la mal denominada jornada de reflexión. Habría que cambiarle el nombre al día anterior a cualquier jornada electoral. A esas alturas, el día antes de, todo el mundo tiene ya decidido su voto o su abstención. Pero, en fin.

Se trata, pues, de una especie de pre análisis de resultados.

Volveremos a las movilizaciones cuando consideremos que son necesarias. Volveremos a las protestas cuando sigan atentando contra los pilares del estado del bienestar. Volveremos el 1 de mayo a enarbolar nuestras banderas intentando movilizar al mayor número de ciudadanos en nuestro recorrido por las calles. He usado un tiempo verbal incorrecto. No volveremos, porque, en realidad no nos hemos ido. Seguimos aquí, a pesar de tantos frentes (por la derecha, por la izquierda, por los que se consideran apolíticos) porque la lucha sigue, cueste lo que cueste.
Salud.