Calle Charco, con Antonio Franco
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ABRIL, CON AIRES DE OCTUBRE
Conforme avanzan los días se van alejando las imágenes compartidas en facebook de la última Semana Santa. También las frases destacadas de Gabriel García Márquez, cuya “partida”, no por esperada, fue triste. Una de ellas recordaba que Gabo escribía para tener amigos. Sin duda lo logró. Todos sus lectores eran amigos. Y los tenía por todo el planeta. Como lector de algunas de sus obras, me permito nombrarlo como Gabo, como le llamaban, como le llaman, sus amigos.
En mi biblioteca, tres obras suyas. Sólo tres: Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le escriba y El otoño del patriarca. Como muchos, me he propuesto volver a releerlas. Como muchos, me he prometido leer otras.
Estos días he disfrutado con el discurso leído en 1982, cuando le fue concedido el Nobel de Literatura por la Academia Sueca. Un discurso literario, histórico, pero sobre todo social, de un profundo mensaje reivindicativo. Sólo un personaje como él para emitir un recado de ese calado en riguroso directo, en un momento en que se es el centro de medio Mundo.
Todos los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia de su muerte. No es para menos. Cada uno destacó, según la ideología en que se mueve, una parte u otra de la intensa vida del escritor. El monárquico y conservador ABC destacaba una foto en la que Gabriel García Márquez y Juan Carlos I se fundían en un abrazo. Periódicos progresistas, por contra, recordaban su amistad con Fidel Castro y la Cuba socialista.
Estos días, leyendo aquel discurso, hemos vuelto la vista a la América de Gabo. La que él vivió, salpicada acá y allá de dictadores. Dictadores apoyados por la metrópoli “ejemplar” de toda democracia que se precie. Dictadores apoyados por los vecinos del norte. También la otra América, la que él, en la medida de sus posibilidades, ayudó a construir; la liberada, la luchadora, la emergente...
Se ha recordado también sus encuentros con presidentes norteamericanos. El actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha reconocido tenerlo entre sus escritores preferidos. ¡Quién lo iba a decir!
Una figura, la suya, que no ha dejado indiferente a nadie. Todos, hasta los que no habrán leído ninguna de sus obras, han destacado su labor. Los conservadores se han limitado a ensalzar su genio literario; los progresistas, además, su compañerismo ideológico. Gabriel García Márquez, a pesar de su partida, siempre estará presente. Ha pasado a compartir el podio de los inmortales. El ingenio, la fantasía, la inspiración...nunca mueren. Los valores, tampoco. Sobre todo, si son universales.
Salud.












María | Domingo, 27 de Abril de 2014 a las 18:08:28 horas
A Rafael Narbona, le leí un artículo en el que hacía referencia a este post. **** s: **** redaccion.lamula.pe/2014/04/19/cien-anos-de-soledad-es-la-novela-de-un-guionista/jorgefrisancho/.\nMe gustaría dejar constancia, que soy una admiradora más del querido Gabo, que son varías las obras suyas que he leído y muchas más las que tengo pendiente en mi biblioteca, entre ellas, su autobiografía.\nPero siempre me gustan pensar que nada es absoluto. Igual que a muchísimas personas nos encanta la literatura del Sr. García, también hay gente que no comparte esa idea, por mucho que esta sea casi universal.\nPor otro lado, pienso. ¿Realmente os creéis todo los que nos imponen desde los establecimientos internacionales?\nSí, tiene un nobel, cierto. Sí, millones de lectores a lo largo del planeta, cierto, también.\nPero ¿por qué te gusta el Gabo? ¿Por eso? O ¿Por qué su literatura te atravesó hasta las mismísimas trancas cuando lo leíste?\nRespeto la opinión de Adolcros, la de él y la de mucha gente que opina como él.\nPero quizá para llegar ahí, deberíamos levantar nuestra mirada y nuestra mente de lo política y correctamente establecido.
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