Concluye una Madrugá distinta en las formas pero la misma en esencia
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A las doce y media de la mañana del Viernes Santo han entrado en su capilla Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista tras una larga e intensa Madrugá que ha vuelto a contar con el fervor de los cofrades roteños que no han querido dejar ni un minuto solo al Señor de Rota.
Las críticas previas por los nuevos cambios introducidos por la junta de gobierno que preside José Antonio Moreno Bernal, las modificaciones en el itinerario, la nueva disposición del cortejo o la hora del sermón de pasión trasladada a la mañana, han quedado en un segundo plano en una noche en la que los únicos protagonistas han sido los titulares de una hermandad con años de historia y fervor incondicional.
Hacía ya algunos años que Rota no vivía una Madrugá tan espléndida como esta donde prácticamente todos los condicionantes han estado de su lado. El principal, el tiempo, que ha sido el que durante los últimos cuatro años ha deslucido sobremanera la estación de penitencia dejándola a veces a medias y otras sin posibilidad siquiera de iniciarla. Pero ayer fue diferente. Tras una buena tarde de Jueves Santo, los cofrades se quedaron en la calle para ver salir a Jesús Nazareno portando la cruz ayudado por Cirineo, a su madre, la virgen de la Amargura, y su apostol San Juan Evangelista. Tres titulares que partían desde la parroquia de Nuestra Señora de la O a las dos de la madrugada acompañados por hermanos penitentes portando cirios, cruces y las insignias destacadas de la cofradía. Aunque la puerta de la parroquia se abrió puntual para dejar pasar la cruz de guía que abría el cortejo, no fue hasta las tres y media de la madrugada cuando la hermandad estuvo al completo en la calle. Hora y media para una salida procesional en la que el paso de cristo, el de la virgen y el del apostol se lucieron al mando de los capataces Diego Mateos Laynez, que dirigió también el Lunes Santo al Cristo del Amor por primera vez; José Izquierdo Alcedo que se estrenaba en el cargo frente a la cuadrilla joven de la hermandad con el San Juan; y Manuel García, que también debutaba al frente de la Amargura. Con ellos han venido algunas novedades como que este año, Jesús Nazareno contara con dos cuadrillas de cargadores en vez de una para dar así la oportunidad de que más roteños puedan cargar al Señor de Rota sobre sus hombros, y que el San Juan haya sido cargado de costal. Pequeños cambios que se han sumado a esta Madrugá distinta quizás en algunos detalles pero la misma de siempre en esencia.
Y es que la realidad es que a la hora de la verdad, lo que ha primado es que Jesús Nazareno haya salido a la calle como hacía años que no podía hacerlo para realizar su estación de penitencia al completo y sin incidentes. Al margen ha quedado si hasta el año pasado lo esperaba su Madre en la plaza España para el sermón de pasión o si las calles a recorrer se han modificado. Al menos, no se notó entre el público que seguía mirando con fervor al Señor de Rota a su paso.
Las primeras horas en la calle fueron diferentes ya que la hermandad apostó este año por un itinerario en el que han primado las pequeñas calles del casco antiguo y la zona centro desde el principio. Cuna, Fermín Salvochea, Arco de Regla, Blas Infante, plaza de Andalucía, Merino, Isaac Peral o Argüelles y Padre Capote han recibido por primera vez la visita de Jesús Nazareno en las primeras horas del Viernes Santo. Su paso por la parroquia del Carmen fue igual de concurrido que otros años y a partir de ahí, comenzaba un nuevo cambio. Los vecinos de la barriada de El Molino, y en concreto los de la calle Sagrado Corazón de Jesús que este año está teniendo mayor presencia en la Semana Santa, respondieron a este gesto de la cofradía llenando las aceras desde pasadas las seis de la mañana hasta las ocho cuando el sol ya asomaba y la Amargura despedía la barriada de El Molino. Tras este nuevo tramo, el Señor de Rota buscaba la plaza de San Roque que también ha estado llena de cofrades, algunos después de seguirlo durante toda la noche, y otros, tras madrugar para acompañarlo en su recogida. El bullicio comenzaba a ser más patente.
Con el día iniciado aunque con un cielo bastante encapotado, la cruz de guía llegaba a la plaza Bartolomé Pérez en torno a las diez y media de la mañana. Allí, San Juan y María Santísima de la Amargura han esperado a Nuestro Padre Jesús Nazareno que continuó en solitario el trayecto hasta llegar a la zona del muelle pesquero donde es costumbre que acceda siempre que el tiempo lo permite para bendecir el mar, lugar de trabajo de los pescadores roteños. A las once, y con una plaza y alrededores llenos de gente, se posicionaban los tres pasos con la fachada de la parroquia a sus espaldas. Comenzaba entonces uno de los momentos de más expectación ya que sin duda, este era uno de los cambios más significativos, celebrar el sermón de pasión a la hora de la recogida y no a la salida como era habitual.
Por la ventana de la Alcaldía del Palacio Municipal Castillo de Luna, asomaba a las once y cuarto el párroco de la iglesia del Carmen, Carlos Redondo, para celebrar este sermón. "Rota no duerme porque el Nazareno está en la calle" ha dicho este párroco iniciando así la recta final de una estación de penitencia a la que aún le quedaría una hora para concluir. Alusiones al fervor de los roteños por el Señor de Rota, a la cruz que cada ciudadano carga a sus espaldas y la llamada de Jesús a los cristianos, han centrado gran parte de su intervención. Junto a él, en este sermón de la sentencia donde se ha recordado las últimas horas de Cristo en el huerto de los olivos, su crucificción y posterior muerte, han participado dos saeteros que han dando mucho más realce a uno de los momentos que más incertidumbre levantaba entre los cofrades que no estaban demasiado de acuerdo con los cambios introducidos por la junta de gobierno. Sin entrar a valorar la decisión tomada, no se puede obviar que el sermón de pasión ha sido mucho más lucido, ha tenido al público que llenaba la plaza más pendiente y ha permitido que se escuchara mejor el mensaje final que da significado a la Madrugá.
El párroco Carlos Redondo suele ser muy directo y hablar de cosas cotidianas asociándolas al sentimiento de la fe, y en esta ocasión ha aprovechado una presencia tan concurrida para hablar de la virgen de la Amargura a la que ha comparado con el papel de las madres que sufren por sus hijos y la cruz que cada uno lleva (drogas, paro, futuro inestable...); ha destacado la presencia del San Juan, el apóstol más joven e inexperto de Jesús y sin embargo, el único que no lo abandonó, como la imagen de los jóvenes a los que el párroco ha pedido que no tengan miedo al futuro ni vergüenza por mostrar su fe. Y por último, sus palabras se dirigían al Nazareno, el que carga con su cruz en solitario pero no sólo ya que está acompañado, com oha dicho el cura, por los muchos cofrades y cristianos que lo siguen. Él hace un llamamiento diario a aquellos que quieran sumarse a su fe, el mismo, que esta mañana ante una plaza pública ha lanzado este Carlos Redonde en su sermón de pasión.
Con unos ruegos y el rezo de una oración, comenzaban las cuadrillas de costaleros a devolver a los titulares a su capilla. Primero San Juan Evangelista, tras él el Señor de Rota y por último, María Santísima de la Amargura. Eran las doce y media de la mañana y con un aplauso generalizado concluía una larga Madrugá que ha mostrado una vez más que no hay cambios que permitan que Jesús Nazareno se quede solo.





















































































Otra Hermana | Martes, 22 de Abril de 2014 a las 14:01:13 horas
Hermana diste en el clavo,al final tendremos que presentarnos algunas de hermana mayor y quitar tantos vestidos de chaqueta con el pin en la solapa,yo no se sí es que se le han quedado la túnica pequeña o quieren que les vean la cara
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