Calle Charco, con Antonio Franco
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¿A DÓNDE VAMOS?
Creo que ya va siendo hora de que analicemos nuestra perspectiva de futuro. Porque, ¿futuro tenemos? ¿O no?
Para ello, tendremos que partir de la realidad del presente. La Historia nos muestra que nuestra economía va íntimamente ligada al sector turístico. No en el cien por cien de nuestro PIB local, pero sí una gran porción de “la tarta de nuestra riqueza”.
Marginada nuestras apetencias industriales, por razones obvias tanto desde el punto de vista geográfico como el de las infraestructuras comunicativas, es necesario centrarnos en la realidad a la que estamos abocados. El principal problema es el de la estacionalidad de nuestro sector turístico. Es verdad, que en este sentido se ha avanzado algo. Todos sabemos que entidades futbolísticas del centro de Europa eligen nuestras instalaciones para configurar su parada invernal. Pero no es suficiente. A fuerza de imaginación, hay que lograr que Rota sea un lugar de encuentros permanente. También es verdad que se cuenta con eventos a lo largo del año donde la economía, sobre todo la del sector hotelero, ve incrementada sus datos porcentuales. Pero, insisto, en este sentido se puede hacer mucho más.
Otro de los problemas, dentro de la toda la rama que influye directamente en el sector turístico, es la falta de profesionalidad. En Rota hay muchos y muy buenos profesionales del sector. La falta de profesionalidad se deja notar sobre todo en verano, cuando se contrata a personas (sobre todo jóvenes) para cubrir la demanda de los meses de mayor afluencia de turistas. No me refiero a que los contratados tengan que saber idiomas. No, no se trata de eso. Me estoy refiriendo que se podía organizar unos cursillos por parte del ayuntamiento encaminados a cómo dirigirse al público, cómo distribuir la cubertería… En definitiva, dar imagen de profesionalidad. Que es lo que se trata, de ser un destino turístico y, además, de calidad.
Conseguir este plus de calidad no tiene que ser sólo responsabilidad del ayuntamiento. Hay que partir de que el vecino se conciencie de esa calidad. Resulta penoso ir esquivando excrementos de canes por la calle, porque los dueños de éstos no retiran sus caquitas. Y de esos elementos tenemos en Rota muchos. No damos imagen de ciudad turística con semejante panorama.
Por supuesto, no olvidar abrir el abanico de posibilidades. No se trata de vender sol y playa. Aunque, en este sentido me consta que se está trabajando, no vendría mal un leve empujón por parte de quien corresponda.
Pero no sólo contamos con el Turismo, hay que tener en cuenta otros sectores productivos, como el sector agrícola, ganadero y pesquero, que merecen un estudio analítico aparte. Sin olvidar, por supuesto, la Base Naval y su influencia en nuestra economía a lo largo de estos sesenta años. De las expectativas económicas, surgidas a raíz del anuncio de la llegada de cuatro embarcaciones para el dispositivo del escudo antimisil, en nuestra localidad, el tiempo dirá (más pronto que tarde) si se ha realizado un buen trabajo.
Salud.












Ángela Ortiz | Sábado, 01 de Febrero de 2014 a las 15:19:11 horas
Cuando ni siquiera los propios roteños apoyamos la activación económica de nuestro pueblo, ya sea con nuestro interés, con dar a conocer fuera lo bueno que tenemos aquí, o mostrando cariño y aprecio por lo que se ofrece en Rota (que es mucho y bueno), malas perspectivas de futuro se nos presentan. No somos conscientes de que si no lo hacemos nosotros mismos, nadie nos va a sacar las castañas del fuego.
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