Juan Montes
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ABUELOS DE ROTA 2010
Francisco Ruiz Martín-Bejarano, “El perdi”. Nació en 1913, cumple 98 años en febrero de 2011.
La delegación del Mayor del Excmo. Ayuntamiento de Rota tiene a bien reconocer la dilatada
trayectoria laboral y humana de personas que con su quehacer diario son acreedores a tal menester.
En el día de hoy tenemos a bien homenajear a un roteño que vivió una larga etapa de su vida vinculado al mundo campestre, nieto de "El perdi", un campesino que vendía todo tipo de hortalizas puerta a puerta y era conocido por el sobrenombre de "El perdi" por aquello de perder en las ventas diarias, apodo que pasó de generación en generación.
Francisco nació en la Villa de Rota en el año 1913, fruto del matrimonio entre Agustina y José en la denominada casa del almirante señalada con el numero nueve de la calle Castelar porque en la misma vivió el almirante Bartolomé Gutiérrez de la Herrera. Creció siempre anexionado al mundo de la mayetería y de la labor en general en el pago de las meloneras junto a sus padres y sus hermanos. Era tal la entrega y tesón que sólo venia a Rota el último domingo de agosto y el día de la patrona.
El mundo del caballo le fascinaba y solía montar a caballo por los pagos limítrofes a su estancia de las meloneras. Todo no quedaba ahí ya que tenía a sus cantaores favoritos del mundo de la flamencología y entre ellos a Juanito Valderrama .
Sin opciones estudiantiles, su manera de concebir la vida y las necesidades del momento hicieron de Francisco una persona perseverante dedicada al trabajo diario y con ello, albergar posibilidades de crecimiento laboral buscando siempre arengar su nuevo hogar y poder casarse en la Parroquia de la O.
Conoció a la que fue su esposa Rosario “la de cordero”. A través de la vecindad que tenía en el pago donde realizaba sus tareas de labor. Fruto de su matrimonio con Rosario tuvieron cuatro hijos: José, Carmen, Agustina y Antonio. Y con ellos siete nietos y 6 bisnietos.
En sus tareas laborales dedicadas al campo estuvo centrado en la mayetería como tipo de agricultura tradicional en minifundios característicos de nuestra población y entorno rural además de la elaboración del terreno en la agricultura intensiva haciendo de su vida una constante de la búsqueda incesante del sustento diario para los suyos. Para sacar algo de dinero extra trabajó de jornalero en los campos del cortijo de vaina escardando, segando y trillando con bestias.
Tras largas etapas en el campo se incorporó a las tareas laborales en la Base Naval de Rota alambrando el entorno exterior del recinto naval y en los departamentos de la terminal aérea donde permaneció hasta su jubilación. A sus 98 años de edad, Francisco es un ser entrañable, proclive al sentimentalismo, amigo de sus amigos siendo un ser afable siempre en aras de vivir con intensidad cada momento del día. A sus 98 años de edad, descansa en la Residencia del Abuelo ubicada en el centro neurálgico de la Villa. Un coqueto lugar donde no le falta de nada, atenciones por doquier, limpieza a raudales y una exquisita atención primaria.
"El que más vive, más puede vivir" es una frase de Luis Corsini que data de 1876. A sus 98 años de edad a Francisco no le molesta que le llamen viejo. Su filosofía de la vida y la sabiduría que ha bebido le permite estar plenamente consciente de una verdad que se repite hasta el cansancio: el cuerpo podrá envejecer pero nunca el alma. En los últimos años el número de nonagenario en nuestro país se ha multiplicado por cinco. Para mantener un eficaz estado mental y activo es esencial el apoyo social e instrumental. Clave esencial para explicar la longevidad extrema de nuestro homenajeado, personas que como él tienen una actitud generosa hacia la realidad, aceptan aquello que les proporciona la vida teniendo una existencia feliz y despreocupada.
En su pasarela de espíritu este anciano nonagenario ha encontrado la belleza del interior además del esplendor natural que surge de la bondad y confianza en uno mismo. Tal vez en esa belleza del interior y en esa llama que alimenta buenos pensamientos reside la clave de sus 98 primaveras vividas a través de esa mente lúcida y llena de matices que la misma vida le ha deparado. Cada campanada de fin de año es como un mensaje a su cansado corazón de tanto querer con su mirada de nostalgia solitaria como quien sueña con la lluvia tras los cristales o el frío trepando como la hiedra por las fachadas de las viviendas o esa vieja calle que le vio nacer hace ya muchas décadas... Hoy por hoy, Francisco disfruta de sus seres queridos en este merecido homenaje que se le tributa. Felicidades de todo corazón y gracias por entender que ellos forman parte de la historia de esta Villa blanquecina del sur de Andalucía.
Solía decir aquella frase enigmática “la soledad es la única cosa que encuentras cuando no la buscas...”.
Soledad sí, pero de nombre. A ella no le falta esa ración de amor y entrega de sus seres queridos. A ella, a esa mujer longeva que está a las puertas de su centenaria edad, se le puede decir que su entrega y amor a sus hijos fue tal que hoy recibe muestras de cariño de manera constante y reiterativa porque su bondad y su manera de concebir la vida les deparó momentos inenarrables.
Soledad nació en la Villa de Rota en el año 1912 fruto del matrimonio entre Juan y Carmen en la casa ubicada en la calle San Clemente, la cual forma parte del corazón de la Villa con trazado moruno, irregular y estrecho siendo conocida con anterioridad como “callejón del truco” y siendo alcalde de la villa don Manuel Ruiz-Mateos Brunengo.
Aquí nació esta mujer de pueblo, una madre ejemplar , abuela, bisabuela y tatarabuela... Ahí es nada.
Sus primeros años de vida les deparó escasos momentos estudiantiles, aquellos de entonces a través de los conocimientos que recibía de doña Virginia en su centro escolar situado en la calle Veracruz, lugar de residencia años mas tarde de Joaquín Zapata Perez.
Sus próximos diez años de vida estuvieron centrados en aprender todo aquello vinculado al mundo de la costura en el taller que tenía Leonor situado junto a la capilla de la Caridad esquina al bar del Gallego. Aunque con poca actividad laboral, realizó tareas de peladora de pescados en la fábrica de don José León de Carranza. Dada su longevidad vivió momentos de Guerra Civil y a su vez presenciar como quedaron las imágenes de la Santísima Virgen de la Caridad cuando fueron saqueadas y quemadas en la misma plaza de Andalucía. Su tristeza a la hora de comentar aquellos momentos estaba marcada en su rostro. No obstante, seguía narrando sus vivencias, su vida cotidiana y el devivir diario a través del paso del tiempo.
Tras la finalización de la Guerra Civil donde su pareja pasaría tres años de su vida en cerro muriano y colindantes a la capital cordobesa, llevó a cabo su enlace nupcial con su novio Juan en la parroquia de Nuestra Sra. de la O oficiada por el ilustre párroco don Cristobal Escribano... viajando a la tacita de plata en su cita de boda con camino de ida y vuelta por aquello de la escasez de medios económicos.
A sus 98 años de edad, forma una gran familia de cinco generaciones: 8 hijos, 13 nietos, 8 bisnietos y 1 tataranieto.
Hoy por hoy, vivir con la intensidad que vive ella, con su mente lúcida y con sus tareas del hogar bien organizadas es para sentirse feliz y a su vez agradecida a la vida.
Decía otra frase emblemática que la soledad no es motivo de tristeza, es motivo de reflexión.
Soledad, esta gran mujer, es motivo de cariño y entrega de sus seres queridos, es motivo de felicidad compartida día tras dia y a su vez, motivo de amor sin límites.
Gracias a su manera de entender la vida Soledad junto a su esposo Juan supo fomentar entre sus hijos sus creencias y sus costumbres. Sentada en su reclinex observaba como cada interrogante realizado extraía de sus adentros vivencias del pasado y momentos del presente arropada de algunos de sus hijos. Su pelo blanco de nieve, sus manos arrugadas y su mirada alegre denotaba la experiencia de haber vivido toda una vida entregada a los démas. En ella, al igual que en el hombre, el paso del tiempo impone signos irreversibles (arrugas, manchas seniles y pérdida de tersura de la piel). Ella como mujer y madre es un excelente modelo para invertir en ese estilo de vida si queremos humanizar la sociedad .
Decía Soledad “he recibido de la vida el regalo mas bello, mi familia, lo demás no tiene importancia". ¡Cuánta razón lleva en ello! A sus 98 años de edad, hoy ha de recibir este preciado reconocimiento por su magnífica trayectoria laboral y humana, su saber estar siempre anexionada a sus seres queridos y por su bien ganada bondad. Soledad, canción cantada a los cuatro vientos por Emilio José en la década de los setenta narrando frases bonitas y encaminadas a la vida.
Hoy es tu dia, vívela intensamente porque tus primaveras vividas enaltecieron momentos que depararon toda clase de vicisitudes que la misma te deparó Felicidades por tanta y tanta paciencia compartida con tus seres queridos y por ese derroche de amor entre los tuyos.












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