Calle Charco, con Antonio Franco
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EL CAMBIO QUE NOS PROMETIERON
El 20 de noviembre de 2011, el Partido Popular ganó las elecciones. Su programa electoral se basaba en cuatro pilares. Este dato a lo mejor lo desconocen incluso la mayoría de los militantes del partido de la derecha ideológica española. Pueden encontrarlo a través de Internet, como he hecho yo. A lo que iba. Los cuatro pilares eran: la confianza, el empleo, las reformas y la educación.
Según se desprende de los análisis que se pueden realizar en el ecuador de esta legislatura podemos afirmar que no han cumplido con nada. Bueno, sí. Con las reformas sí que han cumplido. Pero las reformas de las que hablaban en su programa electoral y durante la campaña, nada tenían que ver con las que han llevado a cabo. Y que todavía parece que no han terminado. Las reformas, digo. “Empieza el cambio”, espoleaban.
Efectivamente. ¡Qué cambio! Un país empobrecido. Me refiero a la ciudadanía, no a los datos macroeconómicos. Colas para recoger comidas en cualquier ciudad de España. Como en los años de la posguerra. Una clase media mermada. Suicidios por quedarse sin vivienda. Suicidios por problemas económicos. Salarios cada vez más bajos. Explotación en toda regla. Ni aún teniendo un empleo llegan muchas familias a final de mes. Y sin rechistar, que hay más de uno para acceder a ese puesto.
Primer pilar: confianza. Desde el punto de vista de la ciudadanía, ésta ha perdido toda la confianza en el gobierno. Claro que el PP hablaba de confianza por parte de los mercados. La confianza de los ciudadanos ya se ganará cuando se acerquen las elecciones. Ahora, no. Ahora los ciudadanos tienen que poner de su parte para que la banca tenga dinero. Ya prestará cuando se recupere. Para ello hay que apretarse el cinturón. La banca NO, la ciudadanía.
Segundo pilar: empleo. Desde que el PP tomara las riendas del gobierno de la nación el desempleo ha aumentado en un millón. Las cifras del paro son escandalosas. Detrás de las cifras están las personas. Un millón más de parados. Siguen los desahucios. Lo normal es no pagar la hipoteca y los pocos ingresos o ahorros que tengas lo dediques a dar de comer a los tuyos. La situación no tiene visos de arreglo a corto plazo. Lo dicen los analistas económicos. ¿Qué hacer? Puedes emigrar, volver a casa de tus padres y que compartan su pensión con vosotros, dedicarte a la economía sumergida para ganar algunos euros aunque te llamen antipatriota...
Tercer Pilar: las reformas.
Reforma laboral: precariedad laboral. La táctica de “los asusta viejas”. O lo tomas o lo dejas.
Reforma fiscal: tasas. Ser moroso en pequeñas cantidades resulta beneficioso. Sale más cara la denuncia que la deuda que se reclame. Es sólo un ejemplo.
Reforma educativa. Está todo dicho y comentado. Un aspecto preocupante, dentro de los muchos, el acceso a los estudios universitarios. “Vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a sus riquezas y el señor cura a sus misas”, como tras la Noche de San Juan, de Serrat. Vuelve la España de los cincuenta y sesenta del siglo pasado. Está de moda las fotos en blanco y negro.
Reforma de las pensiones. Ya no se corresponderán con la subida del IPC, con el nivel de vida que dicen los mayores. No. Ahora como mucho el cero coma veinticinco por ciento. Lo expresan así porque les dará un poco de reparo decir que la pensión media subirá unos dos euros al mes. Los pensionistas cada vez más pobres.
Reforma sanitaria: el copago. “Se trata sólo de unos euros al mes”, decían los del gobierno. Más que la subida de las pensiones si que resulta el copago para una persona pensionista que necesita un tratamiento continuado. Puede que todavía nos sorprendan con algunos pagos más.
Posiblemente me deje en el tintero alguna que otra reforma. Estoy convencido. Es más, ahora mismo me estoy acordando de otra. La reforma de las administraciones públicas. Otra: la Ley de la seguridad ciudadana. Merecen capítulos aparte.
La educación, junto con la sanidad y las pensiones son las tres líneas rojas marcadas y prometidas por el ,hoy, Presidente del Gobierno que no se tocarían. Nada más lejos. Nos mintió. Y ni siquiera dio explicaciones a los españoles. Podría haber dimitido, por incumplimiento de la palabra dada.
Si no fuera porque quedan todavía dos largos años hasta las próximas elecciones gubernamentales, podríamos hablar de esperanza. Esperanza en un cambio de tendencia y en un cambio de gobierno. Esperanza en que las cosas pueden hacerse de otra manera. A pesar de los pesares.
Y a todo esto, ahora no podemos ni protestar.
Salud.












A William | Jueves, 26 de Diciembre de 2013 a las 23:30:53 horas
Los errores del pasado siempre se pagan,y los del Sr. Zapatero lo estamos pagando todos, los que les votaron y los que no también, y me parece que no es necesario que los enumere pues de todos es conocido. No se quien es este tal William Somerset ni tampoco me interesa saberlo, lo que sí puedo decir es que no estoy de acuerdo con su frase por muy acertada que parezca. No se trata de justificar las medidas de este gobierno,lo que ocurre es que hay gentes que solo quieren ver lo ocurrido solo en los dos últimos años, y con esto no puedo estar de acuerdo, pues esto podría ser como ver solo el final de una película.
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